A la política se va de
muchas maneras; la primera es trabajando por el interés público e
intentando mejorar los servicios y la calidad de vida de los
ciudadanos; la segunda es exclusivamente en beneficio personal.
Seguro que con esta breve introducción a todos les ha venido a la
mente numerosos ejemplos del segundo modelo, no así del primero que
es una “rara avis” de nuestro panorama político canario.
Recientemente he tenido
“el placer” de conocer de primera mano a varios individuos del
segundo modelo, incluso alguno que ni disimula enfrascado en su
objetivo, es decir, al que ni entiende ni interesa la política para
otra cosa que no sea posicionarse adecuadamente en una lista
electoral, que le permita luego acceder a un puesto (a la sombra
cuatro años) de los que “subasta” el ganador después de las
elecciones.