El volumen de
manipulación mediática en los mentideros públicos a resultas de los
posibles pactos y entendimientos políticos para formar gobierno en
España está llegando a límites insoportables. Los que nos gusta
estar al tanto del trajín político nos movemos entre la sorpresa y
la indignación de todo lo que se dice en medios y redes sociales y
lo que observamos en determinados silencios y complicidades.
Mi opinión es que
estamos ante un gran teatro, una gran mentira. Creo sinceramente que
ya se ha producido un gran pacto de gobierno y ahora sólo se
escenifica lo que quieren que percibamos los ciudadanos. Creo que PP,
Psoe y Ciudadanos ya tienen un gran pacto firmado, no para formar
gobierno, pero si para que el bipartidismo siga vivo, ahora con la
inestimable colaboración de Ciudadanos. El compromiso sería de dos
años, con la obligación irrenunciable de convocar elecciones una
vez transcurrido el mismo.
Los amagos de Rajoy
(candidato del partido más votado) y sus espantadas negándose a
presentar su opción de gobierno claman al cielo y son inauditos en
democracia. El pacto de la Mesa del Congreso y el posterior de la
distribución de escaños de PP-Psoe-Ciudadanos (con el
arrinconamiento de Podemos al gallinero) son sólo un anticipo de lo
que sucederá próximamente.
De paso le han dado un
exagerado protagonismo al Rey -también en la pomada del pacto- ahora
en horas bajas por el procesamiento de su hermana y cuñado y el consiguiente descrédito de la monarquía, a pesar de la renuncia
de su padre. Todos salen beneficiados. Todos los de siempre...
En mi opinión, el
gobierno pactado lo conformarán PSOE y Ciudadanos (en minoría),
incluso puede que con la participación de algunos nacionalistas, con la inestimable aquiescencia del PP (en la sombra). A pesar de lo que se diga
públicamente éste puede ser un buen acuerdo para el bipartidismo
que gobierna España desde hace 40 años y que ahora tienen un "enemigo" común, PODEMOS.
25-02-2016:
Quédense con esta fecha porque pasados unos años sabremos a quien
pedir explicaciones por los desaguisados que se siguen cometiendo
con el dinero público de nuestros impuestos.