-VIOLENCIA
CONTRA LAS MUJERES-
Otro
tipo de denominación para catalogar los diversos tipos de agresión
tanto físicas como psicológicas que sufren las mujeres me parece
insuficiente. “Violencia
doméstica” o
“violencia de género”
son expresiones que a mi
entender se quedan cortas a la hora de expresar la gravedad de las
situaciones y padecimientos sufridos por estas víctimas de la
violencia masculina, muchas de las cuales llegan a perder la vida.
Precisamente
cuando ocurren estos hechos es cuando los medios de comunicación se
ocupan del tema y los políticos realizan declaraciones de buenas
intenciones. Pero han tenido que morir muchas mujeres para que el
legislador se ocupe del problema, aunque sólo parcialmente –como
luego explicaré-. Pero hay otro gran número de mujeres que cada día
sufre la violencia y el odio desatado de unos hombres que algún día
les prometieron amor eterno, y por todas aquellas que después
de pasar por este calvario han conseguido salvar la vida, por las que
lo están pasando y por las que en el futuro van a ser víctimas de
agresiones similares, es por lo que desde aquí aplaudo la labor que
realizan los diferentes servicios sociales y organizaciones que se
ocupan de auxiliarlas y apoyarlas, ayudándolas a escapar de estos
depredadores. Lo que hacen –en muchas ocasiones-, con gran carencia
de medios, tanto humanos como económicos.
Las
políticas encaminadas a la protección de las mujeres víctimas de
la violencia, están dando un resultado positivo, y los recursos
disponibles hoy en día para la consecución de este objetivo final
serían impensables hace sólo unos años. Aunque las Autoridades
deben ser conscientes que, mientras haya una sola mujer sufriendo por
estos motivos queda mucho trabajo por hacer.
Ahora
bien, a pesar del camino recorrido, queda una asignatura pendiente,
una asignatura sin la cual no vamos a aprobar la revalida de la mal
llamada “violencia doméstica”, y no es otra que EL
TRATAMIENTO AL AGRESOR. Desde que las autoridades han tomado cartas
en el asunto de la violencia contra las mujeres y este tipo de
agresiones superaron la impunidad del ámbito familiar, se han
levantado barreras para proteger a la víctima y castigar al agresor
pero, ¿Por qué hay agresores reincidentes?, ¿Por qué un agresor
que ha sido condenado vuelve, pasado el tiempo, a concluir el castigo
a la mujer?, ¿Por qué vuelve un hombre para matar a la que fue su
mujer cuando ellos llevan ya años separados y ella ha empezado una
nueva relación?. Estas son algunas preguntas a las que sólo podemos
dar respuesta si pensamos en el agresor como una persona que necesita
de una terapia de rehabilitación especial. Está comprobado que a
estas personas las penas de prisión por si solas no consiguen
reeducarlas, puesto que lejos de conseguirlo hace que se sientan más
resentidos contra la mujer. Por lo tanto, es importante que existan
penas de privación de libertad para todo tipo de agresiones, pero es
indudable que deben también existir penas accesorias específicas
para estos agresores, tendentes a la recuperación de los mismos
para la sociedad como seres “normales”. Es conocida la
reincidencia de muchos maltratadores, que una vez desvinculados de su
primera víctima, entablan una segunda relación a la que también
acaban sometiendo por la violencia, y posteriormente a una tercera.
De todo esto tienen sobrada constancia los Servicios de Atención a
la Mujer, que comprueban con desesperación e impotencia como un
mismo maltratador agrede a varias mujeres que han tenido la desgracia
de cruzarse en su camino por un vínculo sentimental.
Las
víctimas de estos actos violentos, en la mayor parte de los casos
tienen que recibir ayuda psicológica, pues son éstas -las
psicológicas- las heridas que más tardan en cicatrizar, mientras
que sus maltratadores no reciben ningún tipo de tratamiento, a no
ser que lo soliciten voluntariamente, cosa que rara vez sucede. El
maltratador no lo es ocasional, es reincidente, y no lo hace sólo
con una mujer y por un hecho concreto, lo hace con todas y cada una
de las mujeres con las que forme pareja. El maltratador es un
psicópata en potencia, aunque sólo lo sea en el ámbito familiar.
Estos
hombres, generalmente sufren de baja autoestima, derivada o fomentada
en su entorno laboral o social, y que en ocasiones se combina con el
consumo de drogas y/o alcohol. Por todo ello deben ser sometidos a
una terapia rehabilitadora obligatoria -al margen de otras penas que
pudiera corresponderles-, con el fin de eliminar esa propensión a la
violencia con las mujeres.
Por
todo ello es importante poner también el acento en el tratamiento y
recuperación de los agresores, puesto que de no hacerlo éstos
continuarán reincidiendo en el futuro en este tipo de acciones, con
la misma o con otras mujeres con las que pueda llegar a establecer
alguna relación de tipo sentimental.
Es
vital que a este tipo de violencia -tanto la física como la
psicológica- reciba un tratamiento prioritario por parte de las
Autoridades, y no esperar al desenlace fatal para luego echarnos
manos a la cabeza. Hasta la siguiente víctima.
Texto publicado por el mismo autor el 10 de febrero de 2005, y
que ahora recuperamos al comprobar que -desgraciadamente- el tema no ha
perdido la más mínima actualidad.
*Otro artículo sobre el mismo tema: http://elrincondemaestropancho.blogspot.com.es/2012/11/el-talon-de-aquiles-de-la-ley-contra-la.html
Por añadir una nota positiva en el triste panorama del maltrato a la mujer, recientemente he sido testigo de como trabajan los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Gáldar en la protección a las víctimas del maltrato psicológico, la violencia "invisible" y por lo tanto la más dañina para las víctimas. He podido comprobar recientemente de como Los Servicios de Atención a la Mujer de este Ayuntamiento, y especialmente su Trabajadora Social, se baten el cobre cada día en la defensa de esta lacra social. Algo que desgraciadamente aún deja mucho que desear en otros estamentos de las Administraciones. FELICITACIONES a este servicio del Ayuntamiento de Gáldar.
ResponderEliminarPara reflexionar: http://www.youtube.com/watch?v=tUJtzrcP5L0
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