No se asusten los más timoratos, todavía no está en marcha la Vía Canaria y el independentismo en las Islas continúa siendo casi marginal. Lo que no significa que no sean legítimas sus posiciones ni que en el futuro (espero que mejor liderado y con menos miradas a un pasado presuntamente idílico) pueda ganarse su hueco en la sociedad.
Les quería hablar de otra cosa mucha menos limpia. Del petróleo que, al parecer, puede encontrarse en aguas cercanas a Canarias. Repsol puede muy pronto comenzar prospecciones para verificar si, efectivamente, hay bolsas de petróleo y/o gas en la zona.
Las mismas cuentan con el denodado apoyo del Gobierno central y de su ministro Soria; y de la oposición del Gobierno canario, cabildos insulares de Lanzarote y Fuerteventura (las islas más cercanas a las cuadrículas que investiga la compañía), así como de la mayoría de las formaciones políticas y sindicales y colectivos ecologistas.
Desde el Ejecutivo del PP se nos venden las grandes ventajas del posible hallazgo para España y Canarias. Y se nos oculta que la compañía es de muy variados accionistas de muy distintos países, que mañana puede ser por completo china o rusa; que venderá lo que extraiga donde le convenga y que, de acuerdo con la legislación española, pagará al Estado sólo lo correspondiente al Impuesto de Sociedades, impuesto que las grandes empresas logran reducir de manera más que significativa.
Canarias, los riesgos
Canarias, por su parte, pone los riesgos. Un derrame en la zona, además de los efectos medioambientales en fauna y flora marina, afectaría directamente al turismo, que supone la mayor parte de su PIB y de su empleo, destruyendo nuestra economía y condenando al desempleo a decenas de miles de personas.
Una decisión de semejante calado, autorizar prospecciones en aguas cercanas al Archipiélago, debiera contar con el suficiente consenso social y político. No es el caso. El Gobierno central y el PP actúan con prisas y se convierten en verdaderos adalides de una empresa privada que defiende sus lógicos intereses, que no coinciden necesariamente con los de la ciudadanía de las Islas.
Estos días se acelera el proceso, coincidiendo con el inicio de prospecciones por parte de Marruecos en aguas limítrofes con las españolas y canarias, aunque, por cierto, nunca se ha definido la mediana.
Curiosamente, Repsol es también noticia en América Latina. En este caso, en Ecuador, donde la comunidad indígena waorani, acordó con el gobierno de Correa la explotación de dos campos petroleros dentro de la reserva del Parque Nacional Yasuní. Lo hace a cambio de inversiones en educación y sanidad, así como el reconocimiento de su territorio.
Lucha contra la pobreza
Además se plantea, según recogen los medios de comunicación, la posibilidad de un referéndum con una pregunta bien clara: “¿Apoya al Presidente en su propuesta para la explotación de petróleo en un área no mayor al uno por mil del Parque Nacional Yasuní, y que el producto del petróleo que se extraiga del bloque 43, campos ITT, se destine a la lucha contra la pobreza, el financiamiento de los planes de vida de las comunidades ancestrales y la dotación de servicios básicos?”.
Tanto en el hecho de consultar a los afectados y a sus representantes, como en el uso de los beneficios obtenidos por el petróleo en el desarrollo socioeconómico de las comunidades, se parece como un huevo a una castaña a la posición del Gobierno español en el caso canario. Para el PP y para Soria la única obsesión es que Repsol saque el máximo provecho de la explotación. Eso de la democracia y el derecho a decidir no se encuentran de moda por estos lares. El total servilismo a los poderes económicos, sí. Y tanto.
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