Sigo
viendo demasiado ombliguismo en nuestra querida Santa María de Guía.
Es lamentable pero cierto que existen dos varas de medir para las
políticas y actuaciones municipales dependiendo si éstas atañen al
casco urbano (capital municipal) o si afectan a los barrios o pagos
-como gusta llamarlos a algunos-(palabra esta última portadora por
si misma de una carga despectiva considerable puesto que hace
distinciones y llama a los pueblos no por su topónimo sino con el
genérico “pagos” -tienen tan poca entidad que ni siquiera son
dignos de ser nombrados...-).
Ya
lo decía D. Luís Cortí en su libro “Un
municipio tipo del Norte de Canarias. Estudio Geoeconómico de Guía
de Gran Canaria” (1.965), cuando denomina
“suburbios” a La Atalaya y Becerril, por poner un ejemplo, unos
barrios que ya por aquel entonces sumaban mil y pico habitantes (hoy
suman más de 4.000). Dice el diccionario de la RAE que SUBURBIO es
Barrio
o núcleo de población situado en las afueras de una ciudad o en su
periferia, especialmente el que constituye una zona pobre aneja a la
ciudad.
Que
poco hemos cambiado desde entonces. Quizás ese sea el problema, que
en la mentalidad de algunos sólo cabe que los barrios sigan siendo
“poblaciones pobres de la periferia” y como tal los siguen
tratando.
Escuchando
una entrevista de radio en estos días, en la que el entrevistador
preguntaba al entrevistado no por la viabilidad futura del Mercado
Comarcal, que sería lo lógico hablando de infraestructuras abonadas
con dinero público, sino por la oportunidad de su ubicación fuera
del casco urbano, añadiendo además del daño que podría ejercer a
Guía esta ubicación, o del perjuicio que en su día supuso la
construcción de la autovía por “arrinconar” (palabras
textuales) al pueblo de Guía -esto daría para otro debate- (omito
la respuesta porque lo que me alarmó realmente fue la pregunta -el
entrevistado, un político, salió como pudo del aprieto-).
Esta
forma de ver las cosas, la política municipal y las actuaciones
municipales es el germen de las actuaciones digeridas desde el
ombliguismo guiense, de espaldas al resto de ciudadanos de Santa
María de Guía, vivan en La Atalaya, en Montaña Alta o en la
capital municipal.
Así
vemos como las actuaciones municipales y los servicios de limpieza,
de basura, de seguridad, de ajardinamiento y hasta de urbanismo son
tratadas con diferente diligencia, frecuencia y calidad, en función
del lugar geográfico en el que estas se producen, así como un
sinfín de actuaciones y políticas culturales y deportivas. El
aspecto, presencia, limpieza y distribución de contenedores de
basura en Guía no tiene nada que ver con los de La Atalaya. Las
marquesinas están instaladas en todas las paradas de Guagua de Guía
desde hace años, mientras que en La Atalaya y Becerril brillan por
su ausencia. Por cierto, hasta la parada recientemente instalada en
el “emblemático” Mercado Cuatro Caminos tiene su marquesina. Por
otro lado, a nadie se le pasaría por la cabeza contemplar perros
abandonados sembrando basuras, cacas y garrapatas a diestro y
siniestro en la capital municipal sin que una urgente actuación
municipal solucionase el problema, pues bien, en La Atalaya es lo más
normal del mundo. Y finalmente las bandas reductoras de velocidad se
han instalado por todo el municipio, menos en donde lo pidieron los
vecinos de La Atalaya en su día por la evidente necesidad debido al
trasiego de niños y mayores, la calle de la guardería y el club de
mayores.
Estas
son sólo algunas pinceladas de lo que nos acarrea vivir en la
periferia, “en los suburbios”. Y para quien le guste visitar
otros pueblos de la isla los fines de semana y contrastar diversas
formas de gestión de lo público les invito a visitar El Cruce de
Arinaga, Arinaga, Las Rosas, Temisas, Carrizal, Guayadeque, La
Pasadilla, el Burrero, Vecindario, Santa Lucía, Casa Pastores, etc.
Son barrios de Agüimes, Ingenio y Sta. Lucía de Tirajana. Tomen
nota y luego sacan sus propias conclusiones.
Me
gustaría acudir a esos lugares para presumir y publicitar la buena
gestión municipal de los barrios de Santa María de Guía, pero me
temo que eso tardará en llegar. Determinados ciudadanos y una parte
de nuestra clase política no entienden que la dignidad y prestancia
de los barrios de un municipio suman enteros a la dignidad y grandeza
del mismo, que las actuaciones de acerados y asfaltados
pre-electorales no es una buena política de barrios.
Algunos
siguen empecinados en el ombliguismo municipal, aunque las telarañas
no les dejen ver la realidad.
Maestro Pancho.-
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