Los expertos coinciden en que los efectos de un accidente petrolero en Canarias supondrían el colapso económico y ecológico del Archipiélago.
El mapa de riesgo elaborado por Repsol reconoce, en un escenario de explosión y hundimiento, la posibilidad de que la marea negra afecte de manera importante a las islas de Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria.
El Gobierno de Canarias denuncia la "sumisión" de las principales patronales canarias al PP pese a que "las prospecciones van en contra sus propios intereses".
Poco tiempo después de la explosión se inicia el derrame. Toneladas de crudo se vierten rápidamente sobre las aguas cercanas a la costa noreste de la isla de Lanzarote. No hay que remontarse muy atrás en el tiempo para encontrarse con accidentes similares. El 20 de abril de 2010, la plataforma petrolífera Deepwater Horizon explosionó y se hundió en aguas del Golfo de México. En el accidente murieron once operarios y durante las seis semanas posteriores se vertieron al mar un total de 76 millones de litros de crudo. El periódico Washington Post publicó que, cada día, se vertieron al mar entre 12.000 y 19.000 barriles de petróleo; en el argot petrolero, a este tipo de accidentes se los conoce como 'Blow up' (explosión).
En Canarias es sólo un escenario de ficción, pero Repsol reconoce que los riesgos existen. El currículo de la petrolera española es pródigo en accidentes. Según reconoció la propia compañía,entre 2006 y 2010 sufrió un total de 6.985 escapes.Son cifras que no tranquilizan. “Desde el año 2002, la plataforma que tienen frente a las costas de Tarragona va a derrame por año y, a veces, hasta dos. Hemos denunciado de manera recurrente este hecho y hay estudios que demuestran que la actividad petrolera en la zona ha causado problemas medioambientales importantes”, comenta a Canarias Ahora Julio Barea, responsable de la Campaña de Aguas de Greenpeace España.
El pasado 24 de abril, el portavoz del PP en materia de Industria en el Parlamento de Canarias, Manuel Fernández, aseguraba que los riesgos de una marea negra sobre las costas canarias es de “uno por cien mil” y manifestó que "si algún día hay alguna cosa muy extraña que pueda ocurrir, como un problema de vertidos", las corrientes dominantes se llevarían la porquería a las costas africanas.
Según Fernández, las opiniones contrarias a estas tesis son “ridículas” y “peregrinas”. Antonio González, profesor titular del Departamento de Biología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y oceanógrafo, piensa de manera muy distinta. El conocimiento de las corrientes y mareas del Atlántico llevó a este científico canario a liderar un proyecto científico internacional que culminó con la primera travesía del Atlántico realizada por un robot submarino no tripulado.Tildar de “ridículas” sus opiniones sería, cuanto menos, una temeridad.
Y según el investigador todas las variables juegan en contra. “El viento que fluye por el medio del canal es, generalmente, de componente noreste, que es el régimen habitual de los alisios.Y la corriente suele girar unos 45 grados a la derecha en relación al viento. En régimen de alisios, que es lo normal durante casi todo el año, la corriente siempre va a tirar para las costas de Lanzarote y Fuerteventura. Y si hay mala suerte puede llegar al sur de Gran Canaria”, explica. Las particularidades de los flujos de aguas profundas también llaman a la intranquilidad. “Al sur de Fuerteventura hay un afloramiento de corrientes saharianas de agua fría que gira hacia el oeste y que, en algunas ocasiones, afecta a la costa este y sur de Gran Canaria”. Un vertido, dice, “puede llegar a de Gran Canaria sin ningún problema”.
El mapa de riesgo elaborado por Repsol reconoce esta posibilidad de accidente y dibuja un escenario preocupante en el caso de explosión y derrame descontrolado. Según este documento, las costas de Lanzarote tienen entre un 40 y un 70% de probabilidades de recibir aportes de crudo de más de 0,2586 gramos por metro cúbico de agua. Fuerteventura sería la isla más afectada, con probabilidades entre 90 y 80%.
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