Todos los municipios litorales de la isla tiran más del 50% de sus vertidos al mar sin un adecuado tratamiento conforme a la normativa vigente en materia de depuración de aguas residuales urbanas.
Según datos del Gobierno de Canarias, (Documento de “Estrategia Marina. Demarcación Marina Canaria. Evaluación Inicial. Parte II: Análisis de Presiones e Impactos, 2012”), se produjo un incremento del 45% en los vertidos de origen urbano entre 2001 y 2008. En el Censo de Vertidos desde Tierra a Mar del Gobierno de Canarias de 2008, en Gran Canaria, hay registrados 154 vertidos de aguas residuales, de los cuales sólo el 23% se encuentran autorizados. Más de la mitad de los vertidos se producen en playas, puertos o zonas urbanas. Los sistemas de evacuación dominantes son la conducción de desagüe (51%), o el vertido directo (30,9%), generalmente a escasos metros de la costa.
Para Ben Magec-Ecologistas en Acción a estos datos oficiales habría que añadirle los numerosos vertidos puntuales y continuos, que existen en nuestra costa y que ni si quiera están contabilizados. De todo el litoral de Gran Canaria la zonas más castigadas, tanto por el número como por el volumen de los vertidos, son fundamentalmente la costa norte y este. En este sentido, llaman la atención los vertidos de aguas residuales mal depurados como los que se producen en el litoral este de la ciudad de Las Palmas (Efluentes de aguas residuales en el Litoral Oriental de Las Palmas de Gran Canaria. ICCM, octubre de 2011), o directamente sin depurar, como los que se producen en la playa de Bocabarranco y en el Barranco de Silva, ambos en el municipio de Telde.
Para Ben Magec-Ecologistas en Acción los problemas se derivan de una pobre inversión del Gobierno de Canarias en infraestructuras de saneamiento y depuración, una mala gestión del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria, y dejación de funciones de los Ayuntamientos costeros, que ni mantienen adecuadamente las instalaciones una vez recepcionadas, ni controlan a las entidades privadas que se hacen cargo del funcionamiento de las mismas.
Por otro lado, la idea que subyace en el imaginario colectivo de que “el mar lo absorbe todo” está totalmente equivocada. Las características físico-químicas de las aguas costeras y las oceánicas son diferentes, lo que hace que la mezcla entre unas y otras sea extremadamente lenta, siendo la consecuencia de este lento intercambio la formación de un anillo de agua costera que difícilmente se renueva. Por tanto, cualquier vertido que se realiza en el litoral, al contrario de lo que se puede pensar, no desaparece en la “inmensidad” del océano.
Ben Magec–Ecologistas en Acción denuncia que los innumerables vertidos de aguas residuales mal depuradas o sin depurar, que se producen cotidianamente en nuestras costas, suponen un grave riesgo para la salud de las personas, contribuyen de manera decisiva a la degradación continua de los ecosistemas costeros canarios, suponen un despilfarro de agua potencialmente reutilizable, y menoscaban la base sobre la que se sustentan importantes actividades económicas en el archipiélago. Así mismo, insta a las Administraciones competentes, a que se impliquen verdaderamente en la solución de este grave problema medioambiental que soporta la costa canaria, para llegar a conseguir en 2015 el buen estado ambiental de las aguas costeras que obligatoriamente determina la Directiva Marco del Agua (DMA) (Directiva 2000/60/EC).
Ben Magec–Ecologistas en Acción denuncia que los innumerables vertidos de aguas residuales mal depuradas o sin depurar, que se producen cotidianamente en nuestras costas, suponen un grave riesgo para la salud de las personas, contribuyen de manera decisiva a la degradación continua de los ecosistemas costeros canarios, suponen un despilfarro de agua potencialmente reutilizable, y menoscaban la base sobre la que se sustentan importantes actividades económicas en el archipiélago. Así mismo, insta a las Administraciones competentes, a que se impliquen verdaderamente en la solución de este grave problema medioambiental que soporta la costa canaria, para llegar a conseguir en 2015 el buen estado ambiental de las aguas costeras que obligatoriamente determina la Directiva Marco del Agua (DMA) (Directiva 2000/60/EC).
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