
Este
eterno debate sobre la sanidad en Canarias y su mala gestión no es
nuevo, pero es evidente que nadie acude a un servicio de urgencias
-salvo que esté realmente mal- si su padecimiento puede ser atendido
por su médico de confianza el mismo día o al día siguiente, pero
si para ello hay que esperar una semana o más, quizás no pueda
aceptar el riesgo que esto conlleva y acabe finalmente en el Servicio
de Urgencias.
Los
canarios tenemos plena confianza en los médicos, pero no tanto en el
Servicio Canario de Salud, que durante los últimos años se ha
dedicado a socavar los cimientos del propio sistema sanitario, al
mismo tiempo que se favorecía negocio de las privadas.

La
salud es sin duda el bien más preciado que tenemos, aunque no seamos
realmente conscientes hasta que nos falta, a nosotros o a nuestros
seres queridos. Y es por eso hasta feo que se negocie con ella, pero
ya sabemos que el dinero no entiende de sentimientos ni solidaridad.
Cada vez más se impone aquello de “tanto tienes, tanto vales”, o
lo que es lo mismo, si tienes dinero tendrás salud y si no... te
mueres.
Menos
mal que quedan muchos profesionales médicos, por encima de
conchabéos político-empresariales, que cada día ponen lo mejor de
si mismos para mantener en pie una sanidad canaria cada vez más
deteriorada.
En
Canarias hemos tenido la mala suerte de no contar con un Rafael
Bengoa, médico y especialista en gestión sanitaria. Experto en
salud pública y firme defensor de una sanidad pública universal. Es
el responsable -entre otros méritos- de que la sanidad pública
vasca sea hoy una de las mejores de España. La canaria a la cola…
por supuesto.
Salud,
divino tesoro.
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