En esta convulsa etapa política que nos ha tocado vivir, todavía hay algunos que no terminan de encontrar su sitio.
Las derechas no tienen prejuicios en pactar -allí donde pueden- con la extrema derecha, aunque esta venga blandiendo descaradamente y sin complejos la guadaña de rebanar derechos políticos y sociales, amenazando con devolvernos a lo más lúgubre del siglo XX. Ya sabemos que para la derecha mientras estén a buen recaudo los intereses de los señoritos no demás se lo trae al pairo...
La “izquierda” del PSOE se ha pasado tanto tiempo buscando “el centro” que ya no se reconocen ni así mismos. Ciertamente veo al PSOE como a los luchadores malos, metiendo la cabeza, sacando los brazos, pegando la patadilla para soltarse la bocamanga del pantalón y rehuyendo la brega continuamente. En esta agarrada que tiene con Unidas Podemos no parece que tenga mucho interés en agarrar una buena brega, con determinación y nobleza. Con los puños metidos en las ingles del contrario no parece que esté en su intención armar lucha. Incluso tienen que ir a buscarlos a su banquillo cada vez que el árbitro toca el pito para iniciar la agarrada. Da la impresión que buscan la eliminación por amonestaciones… Ellos sólo esperan la señal de la mesa y el pitido final del árbitro con la finalización del tiempo reglamentario, para luego ir a buscar el reconocimiento de un público que suponen le aplaudirán entusiastas su mediocridad. No se percatan de que los marrulleros aburren hasta los propios. Mientras tanto no dejan de buscar la complicidad de los otros equipos que ni siquiera participan en la luchada.
Unidos Podemos, los únicos que han demostrado pundonor y nobleza, siguen acometiendo una y otra vez por todas las mañas, intentando retener a un PSOE que rehuye permanentemente la brega, que no arma lucha ni está interesado en la lucha. Finalmente los morados han terminando renunciado a la presencia de su puntal en la agarrada, a ver si de esa manera el rival pierde el miedo y vuelve al centro del terrero…
Qué luchada más fea estamos viendo por parte de los del puño y la rosa.
Ya veremos como acaba esta agarrada, pero el público se está empezado a cansar de luchadores tan timoratos. No se puede deshonrar la ropa de brega y pretender ganar la competición por eliminación del contrario, acusándole de las irregularidades que sólo ellos cometen en cada agarrada.
Pase lo que pase en esta luchada, una vez más se vuelve a hacer realidad la virtud más grande de la lucha: “el grande perdió, el chico ganó...”
*Perdón por los símiles luchísticos, pero los aficionados al noble deporte me entenderán perfectamente.
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