No me gusta poner este ejemplo porque algunos futboleros se me pueden enfadar, pero es sin duda la forma más clara de visualizar lo que les pasa a muchas personas con la política:
Un día algunos tomaron partido por un partido (y valga la redundancia), no saben muy bien por qué, y desde entonces lo defienden a capa y espada, aunque si conocieran en profundidad las políticas y las ideas que intenta implantar “su partido” saldrían corriendo porque les perjudican claramente. Algo parecido pasa con el fútbol, que un día eligieron unos colores -sin saber muy bien por qué- y ahora los defienden a muerte, con más ahínco cuanto más los atacan (o lo que ellos consideran un ataque)…
La diferencia entre el fútbol y la vida real es evidente, el fútbol es simplemente un deporte, una afición o distracción, que no le puede acarrear a nadie más perjuicio que el disgusto momentáneo si pierde o la alegría si gana, mientras que la política puede afectar y afecta gravemente a nuestro futuro y el de nuestros hijos. Puede significar tener un trabajo con unas condiciones y un sueldo digno o vivir al borde de la esclavitud. Puede significar que el ochenta por ciento de los impuestos los paguemos la clase trabajadora, como sucede en la actualidad o que también paguen los ricos y grandes empresas de forma proporcional.
Es más sencillo que esos mensajes tan grandilocuentes como desfasados entre capitalismo y comunismo. Vivimos en una SOCIEDAD CAPITALISTA, por lo que escaparse de ello va a ser prácticamente imposible. Se trata más bien de optar por los partidos que no apuestan por seguir agrandando la brecha entre ricos y pobres, entre la opulencia y la mendicidad, entre la fortuna y la esclavitud. Se trata de que TODOS podamos vivir con la mayor dignidad posible y para ello se hace imprescindible una mejor distribución de la riqueza y la aplicación de políticas que no siempre favorezca a los ricos.
Lamentablemente algunos siguen pensando que la política es como el fútbol: soy de mis colores "manquepierda", "manquememande" a la esclavitud o la miseria...
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