Nadie está en contra de las zonas agrícolas, especialmente cuando casi todos partimos de ese tronco común en nuestro pasado reciente en esta zona norte de Gran Canaria, pero alguien debería parar los pies a quien no entiende de respeto, ni a los vecinos ni al medio ambiente. Por lo que tengo entendido no es precisamente el desconocimiento de la materia lo que mueve a ejecutar estas tropelías, sino el ahorro de costes. Cómo es posible que alguien que invierte millones en la producción agrícola masiva en toda la comarca no tiene el más mínimo tacto a la hora de manipular los estiércoles para el abono, ya sea por la contaminación a los vecinos limítrofes (por los olores), como ahora por el vertido y tratamiento de los mismos.
Para rematar la gravedad de lo ocurrido sólo decir que, el vertido en cuestión se ha producido a escasos 180 metros de la zona de captación de agua de la desalinizadora de agua de abasto, CON EL PELIGRO QUE ESTO SUPONE.
El vertido de ayer en la playa de Roque Prieto, es sólo la punta del iceberg de una serie de anomalías que tienen siempre soliviantados a los vecinos, los que parece importar poco a esta empresa agrícola del norte grancanario.
Las buenas prácticas agrícolas dejan mucho que desear por parte de esta empresa, que es al parecer la causante de este vertido en Roque Prieto, a falta de los análisis y el informe elaborado por la Policía Canaria y los técnicos correspondientes.
LA SITUACIÓN ES GRAVE, MUY GRAVE.
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