En estos días, una vez más, he vuelto a sentir frustración por nuestra clase política. En realidad el sentimiento es contradictorio. Por una parte sentí una inmensa alegría por la aprobación de una ley que permitirá a las personas morir dignamente. ¡Qué menos que morir dignamente! Pero por otra parte sentí una frustración muy grande al comprobar que hay personas y partidos que están dispuestos a decir que lo blanco es negro con tal de arañar el más insignificante de los réditos políticos, aunque sea cabalgando a lomos de la mentira y de continuas contradicciones. Tampoco me quedo muy satisfecho con las declaraciones del lobby autodenominado “Abogados Cristianos”, que suelen embarcarse en determinadas cruzadas buscando agujas en ojos ajenos, sin ver las vigas que portan en los propios. Pero de estos grupúsculos fanatico-religiosos ya nada puede esperarse. Y tampoco se quedaron mudos los medios de comunicación de la extrema derecha, especialmente los que son propiedad de la Iglesia Católica, que no han dejado pasar la oportunidad para vomitar mentiras y odio, como ya es habitual. Ya se sabe aquello de “a Dios rogando y con el mazo dando” que tanto practican…
Intentaremos, desde nuestro «nido de ametralladoras», disparar palabras cargadas de verdad y honestidad. Apuntaremos, con la mejor de las intenciones, al centro de los problemas de nuestra sociedad canaria y a todo su entorno de influencia. Sólo nos mueve la verdad y el compromiso ético con los ciudadanos. Bienvenidos al Rincón de Maestro Pancho.
domingo, 20 de diciembre de 2020
Todos merecemos una muerte digna, por Paco vega.
La tranquilidad con la que me quedo es que, de ahora en adelante, nadie tendrá que ver sufrir una larga agonía de forma gratuita, cuando se sabe de antemano que ya no hay marcha atrás y que todo lo que le queda en este terrenal mundo es sufrimiento y agonía. En cualquier caso debe quedar claro que los derechos están ahí para quien quiera ejercerlos. Quien quiera morir entre terribles sufrimientos, bien ellos por propia decisión o a través de sus familiares -por mucho tratamiento paliativo que le suministren- que lo haga. Los derechos no obligan a nadie. Veremos cuando se vean en la circunstancia de tomar la decisión dónde quedan los remilgos religiosos o partidistas que ahora blanden con tanta beligerancia. Probablemente esos remilgos queden en el baúl de los recuerdos, donde quedaron los del divorcio, el aborto o el matrimonio homosexual que ahora todos practican con normalidad a pesar de haberse opuesto también en su día.
He visionado varios vídeos sobre el tema de la muerte y este creo que es el que más “paz” y respeto puede transmitir, sin necesidad de condicionarla a credos ni religiones. Disculpen que toque este tema, pero me pareció muy oportuno después de la aprobación de la Ley para una Muerte Digna (muy interesante).
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