De todos es conocido que esté Alcalde, el único que permanece del Grupo de Gobierno original desde sus comienzos -sin proyecto y sin ideas- va como pollo sin cabeza, con el único objetivo de garantizarse un cómodo y solvente futuro tras la política. Por lo tanto, cada vez que rasca unos euros los invierte en lo de siempre; asfaltados, acerados y remodelación de plazas, aunque sea para desnaturalizarlas.
Casi todos los vecinos compartimos lo que significó la construcción de ese mamotreto llamado “plaza”, por muy rimbombante que sea el nombre con el que nos vendieron el “arboricidio” que allí se cometió.
Yo
también estuve allí el día de la “inauguración”. Me engañaron
como al que más. Si, a pesar
de los años, las canas y las patadas
recibidas por propios y extraños, volvieron a engañarme. Me
engañaron con el pilar. Si, llevaba tantos años reclamando más
zonas verdes para La Atalaya que pensé que recuperar los antiguos
pilares podría ser la fórmula para implementar pequeños pulmones
en torno a su ubicación, al menos cuatro; y de paso homenajear la
memoria de nuestros mayores, que tantas penurias pasaron para
disponer de agua potable, cuando el agua de abasto era toda una
utopía en el barrio. Llevaba años reivindicando y señalando las
zonas en las que se ubicaban los antiguos pilares (no sólo yo), pero
nunca hicieron caso. Finalmente, cuando ya avanzadas las obras de la
nueva plaza pregunté si iban a aprovechar la remodelación para
hacer el pilar, me miraron como si les hablara de la luna. No se les
había pasado ni por la cabeza.
Finalmente, parece ser que “a alguien se le encendió la luz” y la constructora se ofreció a realizar un pilar en un lugar aproximado a la antigua ubicación. Lo hicieron de mampostería y sin gusto, como se hacen todas las cosas en La Atalaya, pero lo hicieron al fin y al cabo, después de tantos años de reivindicarlo. Lo hicieron en una plaza fea y sin árboles, pero lo hicieron, y yo me alegré por ello.
Para colmo me pidieron que realizara el texto de la inscripción que pondrían en la placa del pilar; y lo hice. Cómo me iba a negar (aunque luego cambiasen algunas palabras sin consultarme), pero tampoco me importó. Lo importante es que se había conseguido y allí estaba, por fin, aunque la plaza en la que se había instalado parecía un platillo volante, sin árboles, sin sombra y sin alma.
Y
allí estaba yo el día de la inauguración, como un tonto, porque
además me habían prometido
que en breve se recuperarían los otros
pilares (ahora desaparecidos), a excepción del que se encuentra a la
entrada de La Atalaya (que ahí permanece a modo de asiento público),
abandonado y desangelado. Para esa zona también he ofrecido ideas,
la zona más fea del barrio con diferencia. Si, también hago
aportaciones (no sólo críticas), aunque nunca hagan caso de nada.
Todas las promesas y ofrecimientos se fueron incumpliendo, todo era
mentira. Hasta me había tomado la molestia de enviarles un
foto-montaje para otro de los pilares, el de Las Piteras, en la zona
en la que hoy existe una especie de mini-parque, con tres aparatos
biosaludables y una docena de cactus, que llamaron en su día "zona
verde". Parecía inminente su construcción, según concejales y
operarios del Ayuntamiento, pero también era otro engaño, como todo
lo que sale de la boca del Sr. Alcalde, que dice a todo el mundo lo
que quiere escuchar y luego gira la cara para burlarse de todo el que
le presta atención.
Lo triste de todo este asunto es que con nuestros mayores va muriendo también la memoria de nuestro barrio. Las nuevas generaciones no conocen apenas nada de nuestra infancia y de la historia de nuestro barrio, de los que ya peinamos canas, y menos aún de los que ya nos dejaron, nuestros padres y abuelos...
Es un charlatán mentiroso, con una corte de aduladores que dan vergüenza ajena y que le hacen de palmeros allá a donde va. Fíjense que no hablo de partidos ni siglas, porque para esto del peloteo y el baboseo no hay colores políticos ni vergüenza.
Si amigo, se han cargado los corazones, las flechas y los árboles que cobijaron la memoria de un pueblo y de tantos vecinos que ya no están entre nosotros.
Pd. Sé que los abandonos no son exclusivos de La Atalaya, pero permítanme que me centre hoy en el barrio que me vio nacer. A él (el Alcalde), sólo le preocupa "su universidad" y "Los Salesianos". Qué tristeza de Gobierno Municipal.
Gracias .
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