martes, 29 de octubre de 2024

Hoy había que tirar la piedra y enseñar la mano (CON AUDIO), por Paco Vega

Artículo perpetrado por un servidor y publicado originalmente en marzo de 2020, con el título “Las mujeres empoderadas no se someten”, pero que hoy, por razones obvias, me apetecía recuperar para una más que necesaria reflexión, con algunas actualizaciones.

Yo también soy contrario a la celebración del “día de...”, porque las justas reivindicaciones hay que mantenerlas a lo largo de todo el año. Sin embargo, respecto al DÍA DE LA MUJER, mantengo la necesidad de dar visibilidad a unas justas reivindicaciones que van más allá de lo cotidiano. Las grandes lagunas de desigualdad que aún sufren las mujeres, aunque en los últimos años se hayan allanado algunas injusticias, requieren de una visibilidad y un altavoz extraordinario, sobre todo teniendo en cuenta que hay una derecha extrema tirada al monte, con la aquiescencia de algunas mujeres de la misma condición.

Evidentemente soy hombre y feminista, en el más estricto sentido de la palabra, es decir, creo y reivindico la plena igualdad entre hombres y mujeres. Determinados medios de comunicación y partidos políticos se han encargado de manipular y tergiversar el término de tal manera que, incluso escuchamos a mujeres renegar del feminismo. El mundo al revés…

¿Cómo puede una mujer negar la igualdad entre hombres y mujeres?

Pues eso, que la intoxicación de unos y la candidez de otr@s ha conseguido que esto del feminismo se haya convertido en el argumento central del debate político, unos luchando por allanar desigualdades y otros por perpetuarlas. Que cada uno elija a los suyos. Así de simple y de perverso...

Existen mil razones por las que el feminismo debe estar en el centro del debate: la discriminación en si misma, la brecha salarial, el techo de cristal, son sólo algunas de las más conocidas. Pero también el machismo y la violencia sexual que observamos en los comportamientos de determinados hombres, incluso jóvenes, que siguen entendiendo a la mujer como un símbolo de propiedad; unas veces a imitación de entornos familiares igualmente tóxicos y otras como un síntoma de complejos e inseguridades propias de determinados elementos del sexo masculino.

Pues si, que nadie se escandalice porque todos conocemos algún caso de machirulos acomplejados que reivindican sus frustraciones en los cuerpos de las mujeres. Y lo preocupante no es el comportamiento de esos hombres, que también, sino la asunción natural de ese rol secundario por parte de determinadas mujeres.

Por tal motivo SI, faltan muchos días de la mujer, de reivindicaciones y de protestas, por estrambóticos que puedan resultar algunos eslóganes. La cuestión es llamar la atención y levantar la voz sobre un problema históricamente invisibilizado: el machismo.

No puedo dejar en el tintero una última crítica a las mujeres negacionistas, las que se creen superiores porque nunca han sido víctimas de este tipo de depredadores, incapaces por tanto de empatizar con sus semejantes, llegando a minimizar o invisibilizar este tipo de comportamientos.

No podemos por tanto cerrar los ojos ante una realidad que sufren muchas mujeres. Por eso es tan importante erradicar las actitudes machistas, VENGAN DE DONDE VENGAN...

Es evidente que, ni todos los hombres somos malos ni todas las mujeres son buenas, sobra decirlo, aunque tampoco está de más. La maldad no entiende de sexos, pero existen situaciones dantescas de abuso machista que no podemos tolerar.

En días como hoy, en los que el feminismo está de luto por culpa de falsos feministas, cuesta un poco más levantar la voz, no por falta de convicciones, sino por vergüenza ajena.

Por lo tanto SI, hoy me siento obligado a tirar la piedra y a enseñar la mano…

👂🏻AUDIO👂🏻



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