Ni la empresa responsable, la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), ni las autoridades japonesas han sabido reaccionar a tiempo ni tomar medidas adecuadas.
Los vertidos producidos de decenas de miles de toneladas de agua radiactiva al mar que se han producido en Fukushima son en sí mismos una catástrofe ecológica de primer orden. Se están contaminado los fondos y ecosistemas marinos y Japón queda condenado a realizar controles de las aguas, de las especias pescadas y de las algas durante décadas. Todos estos nuevos sucesos ponen una vez más de manifiesto el peligro que supone el uso de la energía nuclear, que no compensa las ventajas obtenidas. Las centrales nucleares son inherentemente peligrosas y es imposible garantizar su seguridad al100%, como recuerda Ecologistas en Acción.
Ni la empresa responsable, TEPCO, ni las autoridades japonesas han sabido reaccionar a tiempo y valorar la dimensión del problema. Se han vertido ya decenas de miles de toneladas de agua radiactiva al océano sin que las medidas tomadas consigan evitarlo. Los impactos sobre los ecosistemas pueden ser grandes y ya se han detectado peces radiactivos.
Se ha conocido que durante todos estos meses y desde una fecha indefinida se han estado fugando al mar unas 300 Tm de agua radiactiva al día. La lucha por la refrigeración de los reactores accidentados y las filtraciones de agua subterránea que están en contacto con materiales radiactivos procedentes de los reactores han hecho que las cantidades de radiactividad descontrolada en el agua sean inmensas y que las medidas tomadas hasta ahora resulten inútiles. Llama la atención la tardanza en reaccionar por parte de TEPCO que no ha sido capaz de frenar estas fugas. Las autoridades japonesas han sido demasiado benevolentes con esta empresa que no es capaz de gestionar las consecuencias.
Las acciones a tomar pasan por frenar las fugas mediante la impermeabilización del terreno, tal como se está haciendo ahora, y por bombear el agua de las filtraciones y almacenarla como residuo radiactivo. Esto generaría el problema adicional de la gestión de las enormes cantidades de agua radiactiva.
El mundo debería aprender la lección, tomar medidas para prescindir de la energía nuclear y sustituirla por energías limpias, que ya están disponibles en la actualidad. De hecho, la energía eólica produce más de cuatro veces la electricidad que produce la nuclear en la actualidad en el mundo.
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