Quiero
denunciar a través de este medio unas unas deficiencias muy
importantes y nunca subsanadas tras la finalización de la carretera
GC-2 (Norte de Gran Canaria), al margen del tramo Bañaderos-El
Pagador, eternamente postergado para sufrimiento de los conductores
del norte de gran canaria y del que me ocuparé otro día.
Me
estoy refiriendo al último tramo puesto en servicio en el 2012,
aunque su alumbrado se demoró hasta el 2014 (Tramo
Pagador-Guía de la GC-2). Una obra
largamente demandada y con multitud de retrasos y despropósitos
desde el planeamiento hasta su ejecución final que se demoró
injustificadamente en el tiempo, como casi todo lo que acontece en
este Norte grancanario. En esta obra, además de su propia
envergadura, se han realizado actuaciones muy interesantes
encaminadas a minorar el impacto medioambiental de la misma (no sé
si todas las que se debieron haber hecho), como es el cubrimiento y
mimetización de los falsos túneles. Sin embargo se dejaron otras
sin realizar o mal señalizadas (a mi modesto entender), a pesar de
la economía y simplicidad de las mismas.
La
primera es una
cuestión a la que ya me he referido en otras ocasiones a través de
las redes sociales, y es la excesiva restricción
de velocidad del carril de vehículos lentos de
este tramo -sentido Guía- con un LÍMITE DE VELOCIDAD
de 60 km/h.
Esa innecesaria limitación ha venido a significar en la práctica
que el carril de vehículos lentos se encuentre casi siempre libre
de vehículos, puesto que el “exceso de celo” con el
radar por parte de los agentes de tráfico, ponen en riesgo el
bolsillo de los insensatos que se les ocurre utilizar el carril más
próximo a la derecha, tal y como indican las normas de tráfico (y
superan ese restrictivo límite). Hay que recordar que la totalidad
de la vía ya está limitada a 80km/h, por lo que esta restrictiva
limitación -en una vía con tres carriles- lo único que consigue en
la práctica es su inutilización para la circulación de este
carril, con lo que la fluidez del tráfico en ese sentido se ve
claramente mermada y el dinero público invertido en ese tercer
carril claramente despilfarrado a la vista de su inutilidad práctica.
La eliminación de la limitación exclusiva para ese carril en ningún
caso representaría ningún problema de seguridad, más bien al
contrario, porque seguiría obligando a circular por el a los
vehículos pesados y además permitiría su uso por el resto de
vehículos, dando así una mayor fluidez al tráfico, siguiendo todos
obligados por el límite general de la vía (80km/h).
La
segunda es la inexistencia de una MANGA DE VIENTO
que señalice la intensidad y dirección del viento en los puentes
del referido tramo con la que advertir a los conductores de las
continuas rachas de viento al circular por los mismos. A la
considerable altura de los puentes del citado tramo, ahora se suma el
aumento de la velocidad del viento al incidir entre los tableros de
sendos puentes, lo que ocasiona rachas muy fuertes de viento lateral
que ponen en peligro a los vehículos, especialmente los más
voluminosos, los ligeros y las motocicletas. Todos los que a diario
nos vemos obligados a circular por estos puentes hemos podido sufrir
en alguna ocasión los bandazos ocasionados por el fuerte viento que
en ocasiones indice con dureza sobre los mismos.
Considero
que después de transcurridos cinco años de su puesta en servicio,
sería interesante valorar por los técnicos del Cabildo estas
sencillas medidas que darían más seguridad y fluidez al tráfico en
mencionado tramo, aprovechando al máximo la potencialidad de esta
vía de conexión con el norte grancanario. No permitamos que la
inacción en actuaciones de fácil y económica ejecución pongan en
peligro la fluidez y seguridad del tráfico.
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