martes, 23 de abril de 2019

Un puñetazo de democracia, por Paco Vega.

¿Qué quiero para mi y para los míos?
Esta es sin duda una buena pregunta para plantearnos en un muy necesario momento de reflexión ante el brutal bombardeo político y mediático que vivimos en estos días. Seguramente los pilares básicos e irrenunciables para nuestra sociedad podrían ser los siguientes:

-LA SALUD. Lógicamente todos queremos una buena salud, conservarla o recuperarla. No se concibe casi nada en esta vida sin la necesaria salud para nosotros y nuestros seres queridos. Por tal motivo se hace imprescindible una POTENTE Sanidad Pública para que NADIE, independientemente de su situación económica se vea privado de la atención necesaria para su recuperación en caso de padecimiento o enfermedad.

-EL TRABAJO. Sin trabajo, sin ingresos, sin un medio de subsistencia es imposible afrontar un futuro estable para nosotros y nuestra familia. Por eso es tan importante las acciones reales encaminadas a la creación de puestos de trabajo y a dignificar, con una retribución decente, los salarios percibidos por ello. La precariedad laboral impide a los padres ofrecer unas condiciones dignas de vida a sus hijos menores y emprender su lógica independencia a los mayores.

-LAS PENSIONES. No es decente ni justo que, después de una dura vida de trabajos y sacrificios, se juegue con el futuro y la estabilidad de las pensiones, y por consiguiente de las personas que ya no pueden trabajar por edad o por salud. No descubro nada nuevo si pido a los que “juegan” con nuestras pensiones que expliquen por qué extraño motivo son siempre los más débiles los que pagan el desatino de determinadas trapisondas políticas. Nunca en este país se ha puesto en cuestión la seguridad o la defensa, en incluso la subvención a la Iglesia Católica… ¿Por qué se hace con las pensiones…? Seguro que todos aspiramos a una vejez digna. Entonces, ¿por qué ese empeño en poner en peligro la estabilidad de nuestros mayores, que será la nuestra el día de mañana?

-LA EDUCACIÓN. Sin educación no hay futuro. Llevan años en este país cercenando los pilares de la educación Las últimas reformas educativas han venido a ALEJAR -aún más- la educación de la clase trabajadora. La supresión de becas, la subida de tasas universitarias, la reducción de años de carrera para favorecer la introducción de másters obligatorios (y de pago), así como otro sinfín de obstáculos laberínticos alejan, cada vez más, a la educación de la clase económica más débil, independientemente de su capacidad intelectual. Está demostrado que, el mayor fracaso escolar entre la clase trabajadora no es una cuestión de capacidad, es una cuestión de oportunidad…


Que se esté jugando y ESPECULANDO con estos cuatro pilares básicos de la sociedad es muy grave. De unos años a esta parte parece que todo es susceptible de especulación. Considero que son estos cuatro pilares fundamentales sobre los que habría que construir una sociedad más justa. Todas las políticas que jueguen, manipulen o negocien con lo más elemental y sagrado de la sociedad del bienestar deberían ser condenadas al ostracismo.

Así debería ser, pero juegan con nosotros, nos manipulan de forma descarada a través de los medios de comunicación, al tiempo que nos distraen con fútbol, fiestas y programas basura. Se trata en definitiva de que los confiados ciudadanos no tengan mucho tiempo para pensar, ningún tiempo para pensar… Si los problemas son múltiples, el conseguir un trabajo digno o llegar a fin de mes lo es; y “las distracciones” son muy numerosas para que finalmente acabemos aceptando que nuestras desgracias son producto en gran parte de nuestra torpeza o mala suerte; o en el mejor de los casos que Dios nos tiene reservado “el paraíso” para la otra vida… Así, entre penalidades, fútbol y fiestas, aderezada con una agresiva dosis de manipulación mediática acabaremos amando a nuestro opresor y odiando al oprimido… Desgraciadamente lo vemos cada día en las redes sociales, en la tienda o en el bar. Nos tratan como marionetas y aún les debemos estar agradecidos.

Estamos en plena involución política. Las ambiciones económicas de determinados sectores económicos -y por consiguiente de toda una gran clase política ligada a él- no tienen techo ni medida, por lo que si no apostamos por opciones políticas que defiendan estos pilares, de forma clara y decidida, vamos irremediablemente a continuar descendiendo por el tobogán de la involución, de la precariedad y del desamparo social.

No se trata de mirar a nuestro ombligo, nadie está exento de sufrir una grave enfermedad, por sano que esté; todos queremos un trabajo digno y bien remunerado para nosotros los nuestros, tampoco nadie está al margen de poder sufrir un despido laboral o una baja, por los motivos que sea (algunos -ingenuamente- se creen a salvo); todos queremos cobrar unas pensiones justas y merecidas al final de una larga vida laboral; y todos por supuesto todos queremos una educación pública de calidad con la que los nuestros puedan afrontar un futuro mejor que el que hemos disfrutado nosotros. Ahora, con las políticas puestas en marcha por determinada élite económica y sus partidos aliados todo esto está en el aire, todos los derechos largamente demandados a lo largo de varias generaciones se ponen en tela de juicio por “un bien superior”: la estabilidad de los mercados, la productividad ligada a los salarios y una competitividad alejada de los estándares lógicos de calidad. Nos bombardean a diario a través de “sus medios de comunicación” con palabras o conceptos de difícil comprensión, pero que a fuerza de repetirlos se hacen incuestionables para la aplicación de políticas alienadoras y destructoras de todo tipo de derechos. Se trata en definitiva de intentar ver más allá de nuestra situación actual, de pensar en el futuro de los nuestros y de nosotros mismos, asegurarnos de que si vienen mal dadas no quedarás en el vagón de cola de la vida o en la estación de la indiferencia.

Ahora que el fascismo -siempre soterrado- resurge como el ave fénix, que determinados partidos les “ponen ojitos” (sin disimulo) y que los medios de comunicación blanquean escandalosamente su presencia y sus mensajes, es el momento de acudir a las urnas masivamente y dar UN PUÑETAZO DE DEMOCRACIA, votando a quien apuesta por reforzar nuestros pilares básicos en lugar de demolerlos.

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