El PSOE se niega a regar el árbol
que le ha de ensombrecer. Pactar con Unidas Podemos sería limpiar de
un plumazo todas las telarañas que se han ido tejiendo
minuciosamente desde su nacimiento -con cloacas del estado incluidas-
por parte de los medios de comunicación, con la anuencia o
complicidad del resto de partidos, incluido el propio PSOE. El PSOE
tiene esperanzas en renovar el bipartidismo que tantos años de paz
en la alternancia cómplice les facilitó en el pasado, con el
beneplácito de los grandes poderes económicos como grandes
beneficiarios del mismo. Las encuestas así lo indican, salvo
sorpresa, que suben el PSOE y PP, y bajan Unidas Podemos, C’s y
Vox. Así que “miel sobre hojuelas” para el eterno “negocio”
del bipartidismo. A la vista están los procesos judiciales, los que
están por llegar y los que nunca llegarán…
El
PSOE nunca quiso pactar con Unidas Podemos y así lo demostró sin
recato ni disimulo con sucesivos desprecios públicos, buscando el
más que justificado “puñetazo en la mesa” de los morados, para
luego señalarles como los culpables del desencuentro. El veto a
Pablo Iglesias pretendió ser la gota que colmaba el vaso, algo
inaudito en democracia en toda Europa, pero la inteligente respuesta
de Iglesias -quitándose de en medio- dejó desconcertados a los
socialistas, que luego idearon, sobre la marcha y de malas maneras,
un ofrecimiento ministerial escaso y vacuo, con el mismo objetivo.
Antes,
durante y después de las escasas, forzadas y fingidas negociaciones
con los morados, los socialistas no pararon de hacer guiños y
peticiones indecentes de abstención a la derecha. El PSOE era
evidente que sólo estaba dispuesto a gobernar en solitario, y si
acaso con Rivera, a pesar de que los militantes le prohibieron esa
opción la misma noche electoral, “CON RIVERA NO” -le gritaban-
¿Por qué razón entenderían los militantes necesaria la
advertencia…? Al PSOE solamente les interesaba la investidura de
Sánchez. Para gobernar no tendrían mayores problemas en entenderse
con la derecha, a la que realmente pertenece, aunque disfrute
travestido de izquierda, especialmente en campaña electoral. Luego,
en la proximidad de elecciones, con hacer un par de guiños de
contenido social, que los morados se verían obligados a aceptar,
tendrían conquistado nuevamente su electorado, y si no a la
oposición tan ricamente, que el turnismo y el macabro juego de
tronos -con el paro y la precariedad laboral como telón de fondo-
también tiene su morbo.
Los
morados, con más inteligencia, conscientes de la estrategia
retorcida del PSOE, han aguantado estoicamente los desplantes y
desprecios, conscientes de que el único objetivo de los socialistas
ha sido siempre EL RELATO FINAL. A este relato contribuyen sin
disimulo gran parte de los medios de comunicación, aplaudiendo con
las orejas el relato del PSOE y torciendo el gesto a una realidad
oculta al común de los ciudadanos.
Ya
en el pasado hicieron lo mismo (1.993), en plenitud del “gran
Felipe González” venido a menos (ahora reconvertido a la derecha
más rancia, como su discípula Rosa Diez, ahora vinculada al PP
-cosas de la coherencia política-), tuvieron la oportunidad de
pactar con la Izquierda Unida de Julio Anguita, con la que incluso
les sobraban votos, pero prefirieron a la derecha de Pujol. Es decir,
el PSOE ha sido siempre la gran mentira que nos ha conseguido colar
hasta la cocina…, que cuando ha podido pactar con la izquierda ha
preferido a la derecha. Sin embargo siempre ha logrado imponer EL
RELATO, con la inestimable ayuda de los medios de intoxicación, de
la mano de los grandes poderes económicos que tutelan la jugada en
la trastienda para que no se les desbande el ganado...
Qué
grande es la memoria y cuanto nos perjudica cuando la perdemos.
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