sábado, 14 de septiembre de 2019

El travestismo socialista, por Paco Vega.

El PSOE se niega a regar el árbol que le ha de ensombrecer. Pactar con Unidas Podemos sería limpiar de un plumazo todas las telarañas que se han ido tejiendo minuciosamente desde su nacimiento -con cloacas del estado incluidas- por parte de los medios de comunicación, con la anuencia o complicidad del resto de partidos, incluido el propio PSOE. El PSOE tiene esperanzas en renovar el bipartidismo que tantos años de paz en la alternancia cómplice les facilitó en el pasado, con el beneplácito de los grandes poderes económicos como grandes beneficiarios del mismo. Las encuestas así lo indican, salvo sorpresa, que suben el PSOE y PP, y bajan Unidas Podemos, C’s y Vox. Así que “miel sobre hojuelas” para el eterno “negocio” del bipartidismo. A la vista están los procesos judiciales, los que están por llegar y los que nunca llegarán…

El PSOE nunca quiso pactar con Unidas Podemos y así lo demostró sin recato ni disimulo con sucesivos desprecios públicos, buscando el más que justificado “puñetazo en la mesa” de los morados, para luego señalarles como los culpables del desencuentro. El veto a Pablo Iglesias pretendió ser la gota que colmaba el vaso, algo inaudito en democracia en toda Europa, pero la inteligente respuesta de Iglesias -quitándose de en medio- dejó desconcertados a los socialistas, que luego idearon, sobre la marcha y de malas maneras, un ofrecimiento ministerial escaso y vacuo, con el mismo objetivo.


Antes, durante y después de las escasas, forzadas y fingidas negociaciones con los morados, los socialistas no pararon de hacer guiños y peticiones indecentes de abstención a la derecha. El PSOE era evidente que sólo estaba dispuesto a gobernar en solitario, y si acaso con Rivera, a pesar de que los militantes le prohibieron esa opción la misma noche electoral, “CON RIVERA NO” -le gritaban- ¿Por qué razón entenderían los militantes necesaria la advertencia…? Al PSOE solamente les interesaba la investidura de Sánchez. Para gobernar no tendrían mayores problemas en entenderse con la derecha, a la que realmente pertenece, aunque disfrute travestido de izquierda, especialmente en campaña electoral. Luego, en la proximidad de elecciones, con hacer un par de guiños de contenido social, que los morados se verían obligados a aceptar, tendrían conquistado nuevamente su electorado, y si no a la oposición tan ricamente, que el turnismo y el macabro juego de tronos -con el paro y la precariedad laboral como telón de fondo- también tiene su morbo.

Los morados, con más inteligencia, conscientes de la estrategia retorcida del PSOE, han aguantado estoicamente los desplantes y desprecios, conscientes de que el único objetivo de los socialistas ha sido siempre EL RELATO FINAL. A este relato contribuyen sin disimulo gran parte de los medios de comunicación, aplaudiendo con las orejas el relato del PSOE y torciendo el gesto a una realidad oculta al común de los ciudadanos.

Ya en el pasado hicieron lo mismo (1.993), en plenitud del “gran Felipe González” venido a menos (ahora reconvertido a la derecha más rancia, como su discípula Rosa Diez, ahora vinculada al PP -cosas de la coherencia política-), tuvieron la oportunidad de pactar con la Izquierda Unida de Julio Anguita, con la que incluso les sobraban votos, pero prefirieron a la derecha de Pujol. Es decir, el PSOE ha sido siempre la gran mentira que nos ha conseguido colar hasta la cocina…, que cuando ha podido pactar con la izquierda ha preferido a la derecha. Sin embargo siempre ha logrado imponer EL RELATO, con la inestimable ayuda de los medios de intoxicación, de la mano de los grandes poderes económicos que tutelan la jugada en la trastienda para que no se les desbande el ganado...

Qué grande es la memoria y cuanto nos perjudica cuando la perdemos.


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