viernes, 14 de febrero de 2020

Estercolero descontrolado, por Paco Vega


De esta historia de la contaminación por estiércoles de la playa de Roque Prieto, en Santa María de Guía (Gran Canaria), detectado el pasado día 05 de febrero del presente año surgen varias dudas que esperamos queden despejadas en los próximos días:

1.- Según los datos conocidos, no parece difícil identificar el estercolero en cuestión, y por consiguiente la finca y su propietario, puesto que los agentes de la Policía Canaria y la Técnico solamente tuvieron que seguir el reguero pestilente para localizar la fuente del mismo y tomar las muestras correspondiente.

2.- Es de suponer que también inspeccionaron el citado estercolero, verificar si tenía autorización de funcionamiento de la autoridad competente, así como la concurrencia de su ubicación, teniendo en cuenta que la proximidad al barranco que, como así ha ocurrido, vierte a su cauce a la menor incidencia. También sería fundamental conocer si reúne los requisitos pertinentes de impermeabilización para ese tipo de instalaciones.

3. Los vecinos están expectantes por conocer las medidas que la administración, local y/o autonómica impone al presunto infractor, incluso la sanción -si hubiere lugar- para que cunda el ejemplo, así como las medidas de reposición o rehabilitación exigida a que hubiese lugar por la contaminación ocasionada, así como las medidas correctoras que deba adoptar el propietario de la instalación agrícola respecto al citado estercolero. El asunto es de extrema gravedad, por lo que tiene a toda la población del norte pendiente del asunto.

No se puede consentir que, por acción u omisión, nadie pueda jugar con la salud de los ciudadanos y el medio ambiente, porque no sólo es la contaminación de la zona de baño de las piscinas naturales de Roque Prieto, sino la proximidad del vertido, a escasos 180 metros de las desaladoras.

Por otra parte, independientemente de la verificación de permisos y adecuación a la normativa de esa instalación, hay que tener en cuenta que, si en condiciones normales de climatología se producen estos vertidos, qué pasará con este estercolero -junto al barranco- en condiciones meteorológicas adversas o con lluvias torrenciales... La posibilidad de un nuevo vertido en esas circunstancias está servida.

Llama la atención que una empresa agrícola de esta envergadura haga un tratamiento tan inapropiado de los estiércoles y abonos naturales. ¿Desconocen acaso las buenas prácticas agrícolas y los métodos para la elaboración de compost y el tratamiento de estiércoles, sin duda mucho más productivos para la agricultura y agradecidas con el medio ambiente y con los vecinos? Seguro que no…

Cada cierto tiempo el vecino barrio de La Atalaya se ve inundado de un desagradable olor a estiércol que dificulta la vida cotidiana de los vecinos y el normal funcionamiento de cafeterías, restaurantes y otros establecimientos por estas inapropiadas prácticas agrícolas. Las numerosas quejas de los vecinos, visibles en redes sociales, son permanentemente ignoradas por esta empresa agrícola, que ya viene ganándose a pulso -desde hace años- la indignación de los vecinos. Este vertido ha sido la gota que ha colmado el vaso.


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