domingo, 23 de octubre de 2022

NO A LA CENTRAL CHIRA-SORIA!! No al destrozó de Gran Canaria para beneficio de unos pocos. No, así NO.

 NO A LA CENTRAL CHIRA-SORIA!! No al destrozó de Gran Canaria para beneficio de unos pocos. No, así NO.

Fue un chute de adrenalina compartir reivindicación y alegría con tanta buena gente, comprobar que somos muchos a los que nos duele nuestra tierra y que no estamos dispuestos a que sigan haciendo negocio de todo a base de arrasar el territorio. Ver a mayores y pequeños, sin distinción de raza o procedencia, enarbolar banderas y pancartas compartiendo reivindicación y en definitiva amor y preocupación por nuestra tierra, fue todo un un golpe de realidad, que sólo a través de la unión y la movilización consiguen los cambios para nuestra maltratada Canarias. Gracias a todos por estar.





domingo, 16 de octubre de 2022

El museo de las camisas

Considero que hay muchas formas de trabajar en favor de la promoción y conservación de las esencias de la lucha canaria; unos desde la propia práctica activa de nuestro deporte, otros desde la formación de las nuevas generaciones y otros manteniendo la memoria viva de los miles de luchadores que alguna vez vistieron la ropa de brega, levantando pasiones en todos los terreros de Canarias.

D. José Montesdeoca (Pollo de las camisas), ha decidido hacerlo con un meritorio esfuerzo personal desde las tres vertientes antes citadas; desde la práctica de la lucha activa puesto que es luchador, hasta hace poco en las filas del Club de Lucha Castillo, comandado por el gran Antonio González (Loreto IV) y recientemente enrolado en el Castro Morales; también desde la formación y promoción de nuestro deporte puesto que la mayor de sus hijas también se ha iniciado en la práctica de la lucha, incluso la pequeña, de apenas dos o tres años, a la que ya hemos podido ver enfundada en su ropa de brega y haciendo de las suyas por los terreros; pero especialmente en la de recuperar y mantener la memoria de luchadores y equipos, muchos de ellos tristemente desaparecidos, con su impresionante “museo de las camisas”, en el que aglutina alrededor de quinientas camisas de luchadores y equipos de todas las islas y todos los tiempos.

El Pollo de las Camisas tuvo la amabilidad de abrirnos las puertas de su casa, que es donde guarda la valiosa colección, a tres amigos y aficionados a la lucha como nosotros, para mostrarnos “la historia de la lucha canaria” a través de la gigantesca colección de ropa de brega que, luchadores de todos los tiempos le han cedido, muchas de ellas firmadas por los propios protagonistas, hasta convertirla en lo que es un auténtico museo de la lucha. En este “museo improvisado”, en un cuarto del jardín de su casa, tiene además, trofeos, recuerdos de todo tipo e incluso una pequeña colección de arena de los diferentes terreros de canarias. Me llamó también la atención un par de botellas de vino “Pedro Gutiérrez”, con denominación de origen del Valle de La Orotava, con imágenes de las diversas mañas de lucha canaria en su etiqueta. También nos sorprendió -por nuestro desconocimiento previo- la publicidad impresa en una de las camisetas del Ramón Jiménez de Guía, de “Peluquería y Salón de Belleza Maribel”, un local situado en La Atalaya de Guía, el barrio que nos vio nacer. Estas dos publicidades, la del vino y la peluquería, me llevaron a pensar en las potencialidades e interacción entre nuestro deporte y las diversas empresas o productos canarios para beneficio mutuo. No son pocas las sinergias que podrían generarse en torno a nuestro deporte por excelencia, un deporte de lucha, de agarre, de fuerza y constancia, como lo son las pequeñas y medianas empresas de Canarias.

Y retomando el tema principal del presente, que no es otro que mostrar y agradecer la hospitalidad y el gran trabajo que está realizando el Pollo de las Camisas, que poco a poco ha conseguido aglutinar material suficiente para la creación de un “museo de las camisas”.

Aprovecho la oportunidad para llamar la atención del Consejero de Deportes del Gobierno Canario, la del Consejero de Deportes del Cabildo de Gran Canaria o del propio Ayuntamiento de San Bartolomé para que se pongan en contacto con D. José Montesdeoca, visiten su colección y se interesen por sus necesidades ante esta iniciativa desinteresada (sin ánimo de lucro). Actualmente las instalaciones en las que tiene las camisas son claramente precarias para el desempeño del fin que se pretende, que no es otro que guardar “la esencia” del vernáculo deporte a través de su vestimenta tradicional, así como poder articular una serie de visitas programadas a las personas o colectivos interesados. Más de la mitad de las camisas almacenadas actualmente las tiene apiladas, sin posibilidad de exhibirlas con la distribución y en los soportes adecuados. La cesión de un local se ha vuelto de una imperiosa necesidad para albergar tremenda colección.

Y que nadie se me pierda por el camino de los personalismos y otras miserias humanas que tantas oportunidades han frustrado, también en este mundo de la lucha canaria. Ya conocen aquel eslogan que popularizada un famoso periodista, impulsor de las retransmisiones televisivas de lucha canaria:

AQUÍ GANA ¡LA LUCHA CANARIA! 


Señales del alba, de vida y de libertad

 

*Colaboración escrita en el libro, ”Señales del alba” (2022), de Francisco González Tejera.


Recibir la llamada de Pako González invitándome a participar, a través de esta pequeña reseña en su nuevo libro (el quinto), fue toda una sorpresa. Prestar mi humilde colaboración en uno de estos homenajes de memoria histórica, del que seguro está siendo y será uno de los mayores documentalistas de la guerra civil española y su especial represión en Canarias, es todo un honor.

Es de quitarse el sombrero el que haya personas valientes como él, que lleve tantos años dedicados en cuerpo y alma a recuperar la memoria de los canarios desaparecidos en pozos, fosas, agujeros volcánicos y el mar de toda Canarias, con el único fin de devolverles su dignidad, a pesar de que las autoridades pasadas y presentes -de todas las Administraciones- se nieguen a facilitar la recuperación de sus cuerpos. Contrasta especialmente esta actitud negacionista de las autoridades canarias -salvo contadas excepciones- con lo acontecido en muchos lugares del territorio peninsular, en los que las autoridades locales se han volcado de forma respetuosa con la memoria y recuperación de las víctimas desaparecidas por la citada barbarie fascista. Crímenes todos ellos a los que les une la impunidad (hasta hoy), y a cuyos cuerpos se les niega el digno y merecido homenaje y respeto, como a cualquier ser humano. En Canarias comenzó el criminal y lamentable levantamiento fascista del 36 y parece ser que muchos están dispuestos a que que sea precisamente este territorio el último en recuperar la dignidad democrática y la decencia por estos cuerpos desaparecidos bajo una impunidad vergonzante, que aún sigue vigente a día de hoy.

Comprobamos además que, con el peligroso crecimiento de la extrema derecha y su nefasto blanqueamiento informativo, la democracia se tambalea peligrosamente sin que seamos plenamente conscientes de ello, expuesta como está a los torticeros intereses fanático-económicos de los herederos de aquellos crímenes fascistas.

El conocimiento de gran parte de lo acontecido en Canarias durante la guerra civil, los cuarenta años de dictadura, así como otros tantos de olvido histórico respecto a miles de crímenes, ha sido reflejado hasta ahora con precisión en los libros de Pako González, los que desde mi humilde opinión deberían figurar en las estanterías y el temario obligatorio de todos los colegios e institutos de Canarias. Es de sobra conocido que estamos condenados a repetir la historia que no sé conoce, por lo que deberíamos hacer “vacuna literaria” y memoria de nuestra triste historia como pueblo.

La guerra civil y los años posteriores, encubiertos con un grueso manto de la represión, el miedo y el olvido, fueron un lastre demasiado pesado de soportar. Sin embargo llama la atención que a día de hoy, cuando todos nos llenamos la boca de “falsa democracia”, sigamos ignorando la recuperación de miles de canarios masacrados y desaparecidos, a pesar de conocer perfectamente su ubicación. ¿Qué impide a nuestras autoridades solucionar, de una vez por todas, esta crueldad sobrevenida con las víctimas de aquella masacre? ¿Por qué extraña razón no ha sufrido aún nuestra sociedad una imprescindible desinfección del fascismo? Esta puede ser quizás la razón por la que de cuando en cuando esta lacra vuelve a hacer su aparición -como ahora- disfrazada de patriotismo barato.

Canarias tiene una asignatura pendiente con su pasado, que no es otra que la localización, extracción y homenaje a todas las víctimas que aún permanecen desaparecidos en pozos, fosas y agujeros volcánicos. Únicamente a partir de ahí empezaremos a reparar -en parte- las heridas de tanta atrocidad cometida en esta tierra, en la que hay que recordar además que no hubo enfrentamiento bélico.


viernes, 14 de octubre de 2022

Más que jefe fue un amigo, y lo sigue siendo

 Más que jefe fue un amigo, y lo sigue siendo. Hoy recordamos viejos tiempos hablando de lo divino y humano al borde de un café. Se me hizo corto, a pesar de que estuvimos más de dos horas. Llevábamos mucho tiempo sin vernos. Tendremos que aumentar la frecuencia de estos cafés, que la vida se nos va en un suspiro y merece la pena compartir con gente de ley. Es lo único que nos vamos a llevar...

Gracias Romero.



Carta a una hija, por Paco Vega

 

Desde que llegaste al mundo, hace ya algunos años, siempre supe que nos unía una conexión muy especial, más allá de la lógica paterno-filial. Recuerdo en aquellos lejanos años en el País Vasco, lugar en el que llegaste a la vida, casi siempre esperabas a mi llegada del trabajo para dormirte en mis brazos. Tu madre me decía nerviosa que no parabas de llorar, que no dormías y tampoco había forma de tranquilizarte. El caso es que nada más tomarte en brazos para tumbarme contigo sobre aquellos sillones que juntábamos a modo de sofá, sobre mi pecho te serenabas y te dormías plácidamente en apenas unos minutos. Tu madre casi se indignaba al comprobar tu comportamiento conmigo cuando entrabas en un plácido sueño de forma natural. Ver aquella carita disfrutar del más dulce de los sueños era para mi la mayor recompensa a una larga jornada laboral, con todos los duros condicionantes que en aquella época vivimos allí y que afortunadamente ya pasaron a la historia. Ahora miro hacia atrás y se me ponen los pelos de punta por mi “temeridad”. Yo tenía entonces veinticuatro años y tu madre veintitrés; dos niños apenas, comenzando a vivir, solos en aquel País Vasco de entonces; pero las circunstancias eran las que eran y había que seguir adelante, pero insisto, ahora me echo manos a la cabeza recordándolo.

Luego siguieron otros traslados y destinos, quizás demasiados. Yo me consolaba pensando que aquella experiencia de vida te haría mucho más fuerte de cara al futuro, perdiendo el miedo a viajar si algún día te veías en la necesidad de explorar otras tierras por motivos laborales.

Empezaste a hablar muy pronto, y con ello nos dejabas en evidencia a cada momento por tus indiscreciones. Las mujeres -especialmente- se acercaban a ti para hacerte las típicas carantoñas diciéndote lo guapa que eras y preguntándote por tu nombre, a lo que tu respondías con todo un alegato explicándole a todo el mundo cómo te llamabas, dónde habías nacido y a qué se dedicaba tu padre. La discreción no era tu fuerte… Apenas despegabas un par de palmos del suelo y ya eras una “escopeta dialéctica”. Siempre fuiste muy habladora.

El caso es que nuestra sintonía se fue afianzando con el paso de los años. Yo procuraba satisfacer, con atención y cariño aquella curiosidad innata que desde muy pequeña mostrabas por todo lo que te rodeaba; y claro está, atendías embelesada todas mis explicaciones sin pestañear. Una vez en Málaga -sentados en el viejo Seat Ronda- mientras esperábamos por tu madre me preguntaste: Papá, papá “¿Cómo funciona el motor del coche?” (tenías 3 o 4 años), a lo que yo te respondí de forma muy somera, acorde con tu edad. Pero poco satisfecha con la explicación insististe: si si, pero “¿cómo funciona por dentro?” Yo ahí me quise morir porque, a ver cómo le explicas a una niña de tres o cuatros años el funcionamiento de un motor. El caso es que tiré de todos mis recursos mentales y dialécticos para la difícil tarea de responder a una niña de tu edad a semejante pregunta. Menos mal que al menos conocía la teoría y por tu respuesta creo que te convencí. El caso es que al terminar mi explicación me dijiste: “papá ¿como sabes tú tantas cosas?”…

De vuelta a Canarias era muy gracioso escucharte hablar con aquel acento andaluz que habías adquirido en Málaga, como “esponja” que eras, mientras tus compañeros te escuchaban extrañados. Tres años a esas edades dan para mucho en un niño. Al poco ya lo habías perdido. Estoy seguro que de haber permanecido en el País Vasco hoy hablarías euskera con total normalidad.

Seguiste creciendo, estudiando y te aficionaste a la lectura como tu padre, hasta tal punto que hoy en día tu biblioteca duplica con creces la mía. Tuviste que superar la dolorosa separación de tus padres en plena adolescencia, con lo que eso significó, pero a pesar de todo, con mil obstáculos y otras tantas complicaciones te convertiste en la mujer que eres hoy en día, inteligente, luchadora e independiente; y no es pasión de padre. Una mujer que ha sabido reinventarse después de las múltiples zancadillas que te ha puesto la vida. Una mujer de la que estoy muy orgulloso y que hoy, estoy seguro, conseguirá todo lo que se proponga y más.

Y mientras tanto a tu padre se le seguirá cayendo la baba, como cuando eras un bebé, que siempre esperabas a dormirte sobre mi pecho al llegar a casa…

Tu padre que te quiere Tami.




De las capacidades y otras hierbas, por Paco Vega

 


Hoy, más que quejarme voy a lamentarme (sin citar a nadie). Lamentarme de la poca o nula
capacidad de empatizar -o capacidad a secas- que tienen determinados trabajadores, tanto en el sector público como en el privado. Aquí no podemos hacer distingos porque, aunque somos más dados a criticar al trabajador público (sea funcionario o no), el privado tampoco se libra de la “falta de cintura” que se le supone a todo aquel que trabaja de cara al ciudadano; y lo cierto es que las capacidades se tienen o no se tienen. A nadie se le esconde las dificultades de la atención al público, máxime cuando se trata de ciudadanos enfadados o disgustados con algún servicio (o ciudadanos difíciles, que todo hay que decirlo), pero la empresa o la administración debe cuidar sobre manera a este personal, asegurándose también de que los designados estén capacitados para tal fin, con los recursos empáticos suficientes para no agravar el problema en unos casos o crearlos -sin necesidad- en otros. A la empresa privada porque le va su prestigio en ello (y por consiguiente su beneficio), y la pública por el respeto hacia el ciudadano/contribuyente, que es a quien único se debe.

Y no hablo sólo desde lo personal, que alguien podría pensar que quizás soy yo el “mal amañao”, que lo soy; pero no, porque también he visto los malos modos y las contestaciones fuera de tono con otros ciudadanos en mesas aledañas de determinado organismo público.

Con treinta años trabajados en ambos sectores, veinte en la Administración y otros diez en la empresa privada, puedo decir que sé de lo que hablo y no sólo por experiencia, porque también lo viví en primera persona, entonces como parte activa y en los últimos años como “sufridor pasivo” de tantos egos, incapacidades y necedades. Los trabajadores porque no se puede dar lo que no se tiene, al margen de empatías, y los empresarios o “jefecillos” por evidenciar que les queda muy grandes determinadas responsabilidades.

Todos cometemos errores, yo el que más… A veces incluso voy disculpándome por ser humano y permitirme que la rabia me pueda en determinadas situaciones, pero el trabajador de atención al ciudadano, sea público o privado, debe ser consciente de su responsabilidad y profesionalidad. Debe saber que cuando ejerce sus funciones profesionales no es él y sus circunstancias, sino un servidor público, aunque no sea de lo público. Interiorizar que su prestigio y el de la empresa/departamento al que pertenezca están en juego.

Perdón por la dureza de algunos párrafos pero, “sólo Dios sabe” del esfuerzo y paciencia que en ocasiones debo tener -incluso con altos cargos- cuando me atropellan los despropósitos.
Quien se dé por aludido que tome nota; y quien no que piense que, las cosas son como son, pero debiéramos hacer lo posible para cambiarlas a “como quisiéramos que fueran”. Todo es susceptible de ser mejorado. En cualquier caso, decir que los egos son muy malos compañeros de viaje. Somos humanos, cometemos fallos de los que debemos aprender, y estaremos aprendiendo hasta el último minuto de nuestra existencia.

El niño de Montaña San Francisco, por Paco Vega

 Mi humilde homenaje escrito para uno de los más grandes que ha dado nuestro deporte -LA LUCHA CANARIA- con un inconfundible sello aborigen de fondo, nuestra cueva pintada de Gáldar.