En
estos días me puse a la tarea de recuperar la información
almacenada en mi viejo ordenador y, entre otro montón de textos,
pude escuchar un audio de una interesante tertulia radiofónica a la
que fui invitado en una emisora local, al hilo de las famosas
prospecciones petrolíferas de Canarias (felizmente abortadas), allá
por el 2013.
Hay
que ver lo rápido que se va el tiempo cuando tienes tantas cosas por
hacer y menos años por vivir…
Me
encontré también con estás notas llenas de interrogantes, a las
que a continuación doy forma de opinión para transmitirles a
ustedes y ayudar, en la medida de mis posibilidades, a una más que
necesaria reflexión colectiva del pueblo canario.
Los
canarios navegamos
a la deriva.
Ya
se ocupan
otros
de
marcarnos el rumbo para que olvidemos
la
brújula de
nuestra
identidad como
pueblo.
No tenemos conciencia de
pertenencia
mientras
que, desde
la política, se fomenta que así sea, confundiendo
intencionadamente la identidad con el folclore.
Además
de nuestra división y
fragmentación
geográfica, también
nos separa nuestra
indolencia perpetua,
incentivada
desde
unos
medios
de comunicación desnaturalizados.
Debemos
recuperar la autoestima como pueblo desde el conocimiento y la
inteligencia. Tenemos que cuidarnos y abonarnos culturalmente para
que nuestras raíces profundicen en este suelo volcánico que nos vio
nacer y que probablemente nos acoja al morir.
“Arremanguemos”
nuestros argumentos para enfrentar los
miedos que
nos atenazan.
Aferremos
con fuerza al
pantalón de nuestras certezas y abracemos con decisión
la espalda de nuestros miedos para enfrentar y llevar a la arena, con
determinación,
la solución a nuestros problemas.
Dejemos
de ser
marionetas que
sostienen el poder de unos pocos. Debemos
dejar de ser la caja registradora de otros...
Tras
el bombardeo político de los últimos tiempos
se hace más necesario que nunca pararnos
a reflexionar
y
hacernos algunas
preguntas simples:
-¿Qué
sanidad queremos? Los
trabajadores y pensionistas
queremos tener una sanidad pública potente, bien atendida y con los
mejores profesionales, para nosotros y para los nuestros. Entonces,
por qué se sigue desmantelando estos servicios al
tiempo que el pueblo sigue votando a los que quieren profundizar en
este
desatino sanitario.
-¿Qué
calidad de
empleo queremos?
La precariedad laboral es una lacra que se instaló hace ya
muchos años,
independientemente
de la coyuntura económica.
¿No
te parece que la calidad del empleo está íntimamente ligada a la
calidad de vida? ¿Quién ofrece calidad, estabilidad y una
remuneración justa? ¿Acaso es mucho pedir?
-¿Qué
educación queremos para nuestros hijos? Los recortes a la Educación
Pública y las subvenciones a la privada conduce a un modelo de
sociedad que sólo persigue una mano de obra barata y poco formada.
-¿Y
las pensiones…? ¿Acaso no deberían estar garantizadas de por
vida? ¿No les parece que sería justo tener garantizada una pensión
digna después de una larga vida de duro trabajo? Entonces, ¿Por qué
juegan con nuestras pensiones? ¿Por
qué no están garantizadas como lo está el abultado presupuesto de
la Casa Real?
-¿Y
la superpoblación? ¿Y la protección del territorio?
-¿Y
las fiestas? Pero es que todavía no se han dado cuenta que las
fiestas son el “pan y circo” de toda la vida. El tener a la gente
entretenida para que no piense, para que no se ocupe de lo realmente
importante, para que disfrutes alelado mirando los fuegos
artificiales mientras te roban la cartera y la dignidad.
¿Por
qué hay partidos canarios dispuestos a apoyar estos abandonos y
desatinos?
Son
muchos los canarios que no terminan de entender que, aunque ahora
puedan tener una situación relativamente “cómoda”, todo puede
cambiar en veinticuatro horas y pasar a formar parte de los
“desheredados”. Una enfermedad, un accidente o un despido laboral
puede dar un giro de 180º a nuestras vidas. Nadie, salvo los ricos,
tienen su futuro garantizado.
Lo
que nos jugamos es demasiado serio como para entregar nuestro
futuro
a cuatro descerebrados que
gritan “patria
y
bandera” y
se olvidan de
LAS PERSONAS.
La
extrema derecha siempre
ha sido
un engaño para incautos, que deja al descubierto nuestras
carencias,
cuyo único objetivo es favorecer
su
propio estatus y el
de
las grandes
fortunas.
Somos
fácilmente manipulables
y
debemos por ello estar atentos.
Y
cuidado! “Si no estás prevenido ante los medios de comunicación,
acabarás amando al opresor y odiando al oprimido”. Esto lo decía
Malcolm X, que murió asesinado en 1965.
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