Nunca
en este país había escuchado y leído tantas mentiras tras un
atentado, excepto el 11-M, casualmente por los mismos sectores que
ahora lo hacen con la policía catalana. Las críticas y mentiras a
todo lo que huela a catalán son lanzadas a los medios y redes sin
piedad y sin el más mínimo rigor. Nunca en mis 52 años de vida he
visto cuestionar con tanta beligerancia una actuación policial,
exceptuando el citado atentado de los trenes en Madrid, por
razones bien distintas. Una actuación
que de haber sido realizada por la Policía o Guardia Civil habría
recibido múltiples elogios y alabanzas por parte de los mismos que
ahora ponen en cuestión todo el trabajo policial de los Mossos. Es
probable que se hayan cometido errores (somos humanos), por lo que ya
habrá tiempo de analizar cada actuación con lupa para mejorar la
seguridad de cara al futuro, al margen del inevitable filtrado
judicial de las actuaciones. Pero lo que estamos viendo en estos días
en todos los medios de comunicación “clama al cielo” por
desproporcionado. Pareciera que la seguridad del país, así como las
vidas perdidas y los heridos en el atentado de Barcelona hubiesen
pasado a un segundo plano, y que la prioridad ahora es defenestrar a
la policía catalana.
Por
el contrario se ha extendido como cortina de humo el estúpido asunto
de los bolardos, a pesar de haberse explicado hasta la saciedad y de
su evidente ineficacia ante un coche bomba, un tirador o unos
descerebrados que decidan inmolarse en nombre de Ala... Los atentados
más sangrientos de España fueron cometidos en cuatro trenes con
mochilas cargadas de explosivos. Fueron diez explosiones casi
simultáneas. Claro que también entonces las mentiras y la feroz
campaña por parte de determinados medios de comunicación acabaron
haciéndonos dudar de los 192 muertos y 2.000 heridos. Pero si,
tristemente había ocurrido y es lógico que con medidas tan
simplistas como los bolardos no se habría conseguido evitar
aquellos atentado.
En
esta ocasión, determinados sindicatos policiales y asociaciones de
la Guardia Civil se han sumado al coro de voces que han hecho “piña
corporativa nacional” contra la policía catalana. ¡Ay, Esos celos
policiales siempre a flor de piel! Máxime tratándose de la policía
mejor remunerada del estado… Hasta algunos generales del ejército,
nostálgicos de otra época en la que se elegía a los de su empleo
para dirigir a los cuerpo policiales, se han subido también al carro
de las descalificaciones, pidiendo incluso el retorno de competencias
de la Guardia Civil en Cataluña. Críticas todas ellas sin
fundamento y cargadas de odio y desprecio al catalán.
Los
que se ocupan de poner el foco en los bolardos en este grave asunto
de la seguridad
desconocen -u omiten intencionadamente- que el
atentado de la furgoneta fue la “opción B”, que la opción A
-según lo averiguado en las investigaciones tras la explosión de
Alcanar (provincia de Tarragona, a 180 km.)- era provocar una gran
explosión en un lugar de máxima concurrencia pública mucho más
sangriento del ocurrido en Las Ramblas.
El
flujo de información e investigación policial con la colaboración
internacional de otras policías, al tiempo que un seguimiento
implacable y serio de las vías de financiación de estos grupos
terroristas, son sólo algunas de las vías más efectivas para
acabar con esta lacra. En este país de frágil memoria tenemos la
evidencia reciente, con la actuación de la justicia y los cuerpos
policiales en la desarticulación de varios comandos de ETA, que dio
sus mejores resultados cuando se atacó directamente a su
financiación.
Los
servicios de inteligencia podrían ser otra herramienta bien
engrasada en la lucha anti-terrorista, pero parece ser que están en
“otras cosas”… a la vista de los resultados… El flujo de
información entre cuerpos policiales y servicio de inteligencia si
que sería un buen bolardo en el camino de los grupos terroristas y
no los consabidos celos policiales que a nada conducen. El Estado
tiene herramientas suficientemente
engrasadas para ponerlas al servicio de la seguridad. Hágase!! Sólo
hace falta que exista intención y voluntad de trabajar por la
seguridad de todos.
Las
críticas sin fundamento a un cuerpo policial que, al margen de
errores, ha demostrado estar a la altura de otras policías, por su
organización, capacidad de respuesta y profesionalidad no ayudan a
convencer a los catalanes de su permanencia en España. La
competencia y diligencia policial no depende del color de los
uniformes ni del idioma que se hable.
Por
otra parte es realmente triste ver y escuchar a un sacerdote vomitar
odio y rencor -desde el púlpito de “La Casa de Dios”- hacia los
que él considera lo
peor de la sociedad, rojos
comunistas
(algo así como “el averno”), a
los que acusó de cómplices del asesinato.
¿Qué
habría
sucedido si lo mismo hubiese hecho un Imán en su oratoria desde una
mezquita? Pues eso, que
probablemente lo hubiesen detenido por incitar al odio y a la
violencia o enaltecimiento del terrorismo…
Y de repente me viene a la cabeza un pasaje bíblico (no
me pregunten por qué…):
“Bienaventurados
los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”
[Mateo
5: 9] “...que la paz, amor y la bondad siempre rebose en nuestros
corazones...” Sobra decir que, la actitud de este sacerdote es lo
más alejado de lo predicado por Jesucristo y
que Mateo refleja en este párrafo (y
que
apenas le
ha
supuesto, por
cierto,
un leve reproche de su obispo).
Triste
comprobar que en este corral de la mezquindad en que también se ha
convertido la iglesia católica, al parecer sólo tiene cabida las
derechas de este país. Nada de ayudar y estar al lado del
menesteroso y las personas humildes de buen corazón… La iglesia
moderna -o al menos algunos curas y sus obispos- prefieren estar con
los “niños bien”, o con los niños, a secas… También es
lamentable ver que, los medios de comunicación más beligerantes con
Cataluña y con la democracia, con un odio desmedido a todo lo que
suene catalán sean propiedad de La Conferencia Episcopal (13TV y La
Cope), en los que la objetividad y el periodismo serio quedan en un
segundo plano. Es muy triste que el fanatismo de la extrema derecha
tenga voz y espacio en este medio “bendecido” por la iglesia
católica… Bendito sea Dios…
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