domingo, 28 de octubre de 2018

Pensamos o embestimos, por Paco Vega

Colaboración semanal en el programa Antena Abierta de David Hatchuell (Radio Faycan).
Todos los miércoles a las 13,30 horas plantamos una semillita en forma de opinión.



PENSAMOS O EMBESTIMOS

Ya lo decía Antonio Machado, en España, de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten. Así que estos problemas no son de ahora, vienen de lejos. Que en este país haya personas que se sientan superiores por un hecho tan aleatorio como es el haber nacido en un lugar concreto, tener cierto color de piel o profesar una religión determinada, es para hacérselo mirar. Y este tipo de mentalidades emergen últimamente como setas, hasta debajo de las piedras. Tengo la impresión de estar viviendo en otro siglo, en una época que creíamos haber dejado atrás hace mucho tiempo.

Es evidente que esta civilización, tal y como la conocemos, está condenada a la extinción, por depredadora, cruel y amoral. Siento ser tan duro y pesimista, pero hay cosas para las que no encuentro lógica alguna.

Lo vemos cada día en los medios de comunicación y las redes sociales. Los EMBESTIDORES están a la orden del día. Hay mucha gente que no abre su mente como un paracaídas, que es como realmente funciona, más bien al contrario, parece que la llevan en la mochila echa un ovillo, o simplemente no la usan.

Estoy dispuesto a respetar al que piensa diferente y debatir sobre lo divino y lo humano, pero hay límites que no se pueden rebasar. Partir de diferencias raciales para elaborar cualquier discurso cargado de radicalidad y desprecio me parece un listón que un servidor no está dispuesto a rebajar. Hay niveles de intolerancia con los que no se puede transigir.

Incluso para exponer las ideas, por descabelladas que estas sean, hay que tener cierto estilo, corrección y educación, porque al expresar públicamente lo que pensamos estamos reflejando nuestra impronta y nuestra sensatez. En ocasiones, da la impresión de que lo se quiere dar no es una opinión sobre un tema concreto sino simplemente vomitar odio sobre el diferente. Se puede discrepar sin faltar al que piensa o actúa diferente. La ofensa es totalmente innecesaria y deja en evidencia nuestra poca inteligencia.

Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras” Mahatma Gandhi.

Entrar en la casa de todos, a través de los medios, como elefante en cacharrería no es una buena carta de presentación. Sin embargo, blandir el respeto y la educación, por duras que sean las críticas, es un buen sello de identidad que debería portar todo aquel osado que se atreve a significarse públicamente.

Para evitar andar embistiendo por estos mundos de Dios, no hay nada como viajar y leer. Son dos antídotos infalibles para oxigenar mentes y aplacar los IMPETUS OVINOS.

Omito por innecesarias las referencias sobre el particular de La Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948.


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