
A estos manipuladores no les importa en absoluto las conclusiones de la investigación, a las que sería lógico esperar por parte de cualquier persona seria. Su intencionalidad sólo ellos la conocen, pero todo apunta a una motivación retorcida y política... O lo que es más triste, un ego y afán de protagonismo desmedido.
Los gritos, insultos y puñetazos en la mesa son sus argumentos y no otros, de lo contrario ya habría acudido al juzgado. En cuanto alguien le contradice se destapa el pendenciero que lleva dentro con insultos y amenazas personales de todo tipo. Uno de ellos es una persona tremendamente violenta que no duda en sacar la vena macarra -a falta de argumentos- a la primera contrariedad.
Los gritos desmedidos, los insultos y faltas de respeto a políticos y técnicos sólo ocultan una carencia total de criterio periodístico y de argumentos. Los gritos y puñetazos sólo evidencian al bravucón de barra de bar que lleva dentro.
Más que lo que puedan gritar estos señores (fíjense en este denominador común entre estos telepredicadores), me preocupan los confiados, indignados y desnortados ciudadanos que ingenuamente siguen las indicaciones y manipulaciones de estos prestidigitadores de la realidad.
Confío en la madurez de los grancanarios, que sepan esperar civilizadamente a las conclusiones de las investigaciones en curso iniciadas por profesionales de prestigio, tanto de la Guardia civil como del Cabildo, en lugar de dejarse arrastrar por determinados cantamañanas metidos ahora a flautistas de Hamelin...
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