martes, 28 de noviembre de 2017

Maltrato diferido, por Paco Vega

En esto de la violencia machista estamos saturados de noticias, de gestos y homenajes que no conducen a nada productivo para atajar esta “sarna” que corroe a la sociedad. Por supuesto que las víctimas necesitan de protección real y efectiva cuando finalmente se deciden a plantear la denuncia contra el maltratador. Es evidente, y hay experiencias contrastadas por psicólogos especialistas, que el maltratador -una vez condenado por su acción- debe ser sometido a rehabilitación (es un tratamiento que en la actualidad no se produce, salvo que sea a petición propia), porque el maltratador es además reincidente, y volverá a maltratar en cuanto establezca una nueva relación, por lo que queda todo por hacer en este campo. Incorporar la rehabilitación del agresor como pena accesoria e inseparable de la principal sería un gran avance para minorar esta epidemia machista. No podremos avanzar en la erradicación de este mal mientras sea considerado -en la práctica- un tema menor por parte del legislador (salvo que haya víctimas mortales)…

miércoles, 15 de noviembre de 2017

El plástico, como tantas veces, por Paco Vega.


Hoy me he sentado con la intención de escribir -como tantas veces- y la actualidad me ha desbordado. He querido hablarles de cosas importantes -como tantas veces- pero las urgentes me han sobrepasado. He querido dedicar sólo unos minutos a esta cuestión trascendental para el futuro de la supervivencia humana -como tantas veces- pero ya me duele el culo de estar sentado frente al teclado del ordenador. Así que me voy a tomar un café para estirar las piernas y despejar la mente y regreso.

Ya regresé y debo confesarles que me sentó bien, incluso tuve tiempo para enviarle un mensaje de ánimo a una amiga que lo está pasando regular por una situación personal.

De lo que quería hablarles hoy es del PLÁSTICO. Si, los que separamos los residuos (me parece inconcebible que aún hayan personas que no lo hagan -me consta-) comprobamos asombrados cada día el brutal volumen de plásticos que generamos, especialmente envases, pero también envoltorios, bolsas -a pesar de que ahora las cobran- (nos engañaron vilmente) y embalajes varios. Si extrapolo lo que se genera en mi casa a todas las familias y me parece increíble que las islas no se hayan convertido en un gran vertedero, un inmenso vertedero de plástico.

Lo primero que comprobamos al organizar la separación de residuos es el inmenso volumen que ocupan los plásticos, el cartón y el vidrio. Bien gestionado nos ayudará a sobrellevar mucho mejor el deshacernos ordenadamente de nuestros residuos, favoreciendo su reciclaje posterior por parte de las administraciones. Ahí esta precisamente el primer obstáculo que nos encontramos en el proceso de un adecuado tratamiento de los residuos, que muchas Administraciones no están realmente concienciadas del potencial que tienen nuestros residuos, tratando como un problema lo que realmente es una oportunidad si se gestiona adecuadamente.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Con las manos encallecidas, por Paco Vega.



A mis lejanos 18 años y con una voluntad a prueba de bomba decido afianzar mi incierto futuro luchando por unas oposiciones que entonces se me antojaban casi un sueño. Con las manos encallecidas y con la constancia por bandera me dediqué en cuerpo y alma a preparar mi futuro, sin amigos, sin cómplices de aventura y aliento con los que alcanzar la meta. A más de uno le sorprenderá lo de las manos encallecidas, pero he de decir que desde mi más tierna infancia supe lo que era el trabajo duro en el campo. Nunca dejé de estudiar, pero cada sábado, vacaciones o periodos no lectivos tocaba ayudar a mi padre en la finca. El trabajo de plataneras de entonces y su dureza no tenía secretos para mi, tampoco el trajín con los animales (cabras y vacas). Las labores del campo con el sacrificado sacho hacía que las dulces manos de un estudiante se tornaran en recias y duras herramientas de trabajo. No sé hasta que punto aquella dura vida del campo forjó mi carácter y mi tesón, pero desde luego me hace valorar a día de hoy mis humildes orígenes a la vez que me mantiene permanentemente con los pies en el suelo.