miércoles, 23 de diciembre de 2015

CON EL PENSAMIENTO LIBRE Y EL CORAZÓN CONTENTO, por Xavier Aparici

Una persona librepensadora es aquella que se atiene a un modo de posicionarse intelectual y éticamente en la vida no mediatizado por la autoridad, la tradición o los dogmas; es la que busca las certezas sobre las cosas y la gente centrándose en la lógica, lo razonable y lo contrastable, buscando la imparcialidad y la independencia de puntos de vista impuestos. El pensamiento libre revolotea, probablemente, desde siempre en el ánimo humano, pero como fenómeno cultural emergió, históricamente, en la Modernidad, en la corriente filosófica denominada “la Ilustración”, que hacía de la lucha contra el oscurantismo y la superstición su bandera. 

A las instituciones de poder, y a las ideologías que las pretenden validar, no les gustan ni los librepensadores, ni sus pretensiones, ni sus actitudes. Insertos como estamos en sistemas jerarquizados de acceso a los bienes y servicios culturales, políticos y económicos, que haya quienes busquen preguntarse sobre los porqués y los cómos, sin atenerse a lo determinado, y que, además, pretendan expresar sus valoraciones y vivir de acuerdo a ellas sin sujetarse al orden establecido, no gusta a los poderosos, ni a sus servidores. Las persecuciones ideológicas, las censuras y coacciones y las cárceles han sido –y son-, a menudo, las respuestas del poder para los que se atrevían a juzgar “el traje del Emperador”, a denunciar la desnudez tras los fastos, el humo, tras el encanto. Infinidad de mujeres y hombres de pensamiento libre han pagado caras sus conciencias y sus coherencias.

Con todo, ser librepensador, entender que los seres humanos debemos usar nuestras facultades intelectuales y emocionales con autonomía, tampoco es como vivir en un confortable jardín. El buen saber y el mejor sentir no se adquieren, ni fácil, ni seguramente. Más allá de las acomodadas certidumbres y las conductas convencionales está la intemperie y el extrañamiento. El filósofo de la Grecia clásica, Platón, expresaba en el mito de “la caverna”  el desconcierto de pasar de las sombras a la luz, de las apariencias a la realidad. 

lunes, 7 de diciembre de 2015

MERENDOLA GATUNA, por Paco Vega.

Complicado panorama que se abre ante las próximas Elecciones Generales. A la vista de las encuestas parece ser que “los perros de prensa” han hecho bien su trabajo sembrando el “miedo al cambio”. Desde las Elecciones Europeas en las que se llevaron un susto con el respaldo alcanzado por Podemos, al que nadie vaticinaba más de 1 diputado, pusieron toda su maquinaria mediatica en contra del partido que amenazaba su sempiterna alternancia institucional y política en la que se pacta un sistema de “vamos a cambiar para que nada cambie” y en la que siempre ganan los mismos. Y así se nos ha ido 40 años de supuesta democracia en la que se agarran a la Constitución -como si les fuera la vida en ello- los que siempre la han incumplido y que no han dudado un momento para cambiarla (sin consultar al pueblo) cuando se ha tenido que garantizar los intereses de los de siempre...

Los perros de prensa” han trabajado en dos líneas muy claras, por un lado atacando al nuevo partido que “amenaza” con higienizar este país y por otro inflando artificialmente a un “partido amigo” que pudiera recoger los votos que ha ido perdiendo por el camino un PP gobernante cargado de casos de corrupción y más derechizado que nunca.