Día a día, no paran de llegarnos muestras del enorme alcance de la policrisis generalizada
en la que estamos inmersos. A través de los medios de comunicación general, y, cada vez más por experiencia directa, vemos como confluyen, se entrelazan y retroalimentan las crisis ambientales, las económicas y las geopolíticas como nunca antes.
Ente la paradójica situación en que nos encontramos, con un gran conjunto de datos, conocimientos y valores para afrontar esas problemáticas y, no obstante, asistiendo al aumento creciente de los riesgos, todos los poderes institucionales están en entredicho.
En los países occidentales, aún hegemónicos en el concierto internacional, desde luego. Los gobiernos no dejan de desprestigiarse porque los derechos humanos han pasado a ser mera liturgia para justificar sus acciones y omisiones. Las cámaras legislativas se desacreditan, por ahondar en la peligrosa inercia de no cuestionar el status quo legal, a pesar de que hay que cambiarlo de raíz. Y el burocratizado ámbito judicial hace aguas por alejarse del interés general y de las comunidades a las que sirve.
Y el llamado cuarto poder, los medios de comunicación públicos y privados, también, en general, hace tiempo que son parte del problema. Unos y otros han abandonado sus responsabilidades en cuanto a dar información relevante, de forma rigurosa y contextualizada en los indisolubles valores humanitarios de la libertad, la igualdad y la solidaridad. Casi todo son novedades pueriles, declaraciones interesadas de parte y publicidad encubierta de interés social. Y así, se pasa de una catástrofe natural a un chascarrillo y de una información de relevancia democrática a los resultados de las competiciones deportivas, sin solución de continuidad.
En ese promocionado y nada casual “rio revuelto”, los grandes beneficiados son los poderes fácticos, sobre todo, los económicos, que no paran de enriquecerse y que son los máximos responsables de la catastrófica situación que amenaza devenir en un doble colapso ecológico y civilizatorio.
La desestructuración medioambiental y la desigualdad económica están completamente entrelazadas. No se pueden extraer recursos sin límites y de cualquier modo en un planeta finito y vivo. Y no es justo ni democrático el enriquecimiento de unas clases privilegiadas sobre el conjunto social y de unos países sobre otros. Esos son los términos.
Y la solución digna, desde siempre, es compartir, solidariamente, los esfuerzos y los frutos sin comprometer los entornos ecológicos de los que dependemos
¿En qué agenda gubernamental, parlamento, órgano judicial, programa de televisión o periódico se habla de ello y se actúa en consecuencia?
BIENVENIDAS Y BIENVENIDOS a Sin ánimo de incordiar…
PROGRAMA: SIN ÁNIMO DE INCORDIAR8ª temporada.
N.º DE PROGRAMA: 02. FECHA DE EMISIÓN: 12 de septiembre de 2023.
HORARIO DE EMISIÓN: de 15:00 a 16:30 horas. DURACIÓN: 1 hora y 30 min. DIRECTOR: Xavier Aparici.
LOCUTORES: Xavier Aparici y Fernando Ortega. OPERADOR: Juan Carlos Santomé. COLABORADORES: Inma Díaz, Rosa Mesa, Ángel Ramos y Paco Vega.