Cuarenta años de trabajo continuo son muchos años en el panorama cultural de esta tierra. El grupo musical Taburiente, 40 años de vida, ha marcado un antes y un después en la música popular canaria y conviene recordar que en su momento de esplendor logró un éxito innegable, con proyección nacional. Igual que Mestisay, Taburiente intentó la aventura madrileña pero aquel es un escenario complicado para las propuestas ultraperiféricas. Luis, Miguel y Manolo, los fundadores del grupo, tuvieron que luchar a brazo partido y arrancando de nuestro folclore sembraron temas tan conseguidos como A la Caldera , La Quinta Verde , Ach Guañac. Justo también es recordar la gran aportación de Luisa Machado en la mejor etapa del grupo.
En los dos conciertos celebrados por Taburiente/Mestisay en el repleto auditorio Alfredo Kraus de la ciudad de Las Palmas el 29 de diciembre Luis Morera, un talento multidisciplinar, nos mostró su sobriedad en el escenario, su humilde presencia frente a la gesticulación un tanto excesiva de Olga Cerpa. Fueron casi dos horas y media de revisión de viejos éxitos, en una noche de homenajes, con una hermosa polifonía que incluía clarinetes, chelistas, pianistas, timplistas, con coros, con el acompañamiento de una excelente agrupación de músicos dirigidos por Manolo González Ortega, el gran hombre de Mestisay, el precoz impulsor de tantas cosas.
Luis Morera, el corazón de Taburiente, habla una y otra vez de la identidad, en realidad la identidad es el leit-motiv de su trabajo: la defensa de la naturaleza, el ahondamiento en la psicología de nuestro pueblo, la expresión del lirismo que viene de la tradición, la veracidad de nuestras raíces. Identidad es la memoria, identidad es la infancia, identidad es Valentina la de Sabinosa y el timplista José Antonio Ramos, desgraciadamente desaparecido antes de tiempo. La noche del auditorio grancanario fue una noche de proyecciones audiovisuales, la vertiginosa sucesión de temas de gran calado, una noche de triunfos, aplausos, bravos y emociones: no en vano contemplar en escena tanto talento es una gratificación importante en tiempos depresivos como los que estamos viviendo. En definitiva, se vino a demostrar que la canción sigue viva, que el poema sigue en pie, el proyecto y el camino siguen al frente.
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