En
esto de la violencia machista estamos saturados de noticias, de
gestos y homenajes que no conducen a nada productivo para atajar esta
“sarna” que corroe a la sociedad. Por supuesto que las víctimas
necesitan de protección real y efectiva cuando finalmente se deciden
a plantear la denuncia contra el maltratador. Es evidente, y hay
experiencias contrastadas por psicólogos especialistas, que el
maltratador -una vez condenado por su acción- debe ser sometido a
rehabilitación (es un tratamiento que en la actualidad no se
produce, salvo que sea a petición propia), porque el maltratador es
además reincidente, y volverá a maltratar en cuanto establezca una
nueva relación, por lo que queda todo por hacer en este campo.
Incorporar la rehabilitación del agresor como pena accesoria e
inseparable de la principal sería un gran avance para minorar esta
epidemia machista. No podremos avanzar en la erradicación de este
mal mientras sea considerado -en la práctica- un tema menor por
parte del legislador (salvo que haya víctimas mortales)…
Intentaremos, desde nuestro «nido de ametralladoras», disparar palabras cargadas de verdad y honestidad. Apuntaremos, con la mejor de las intenciones, al centro de los problemas de nuestra sociedad canaria y a todo su entorno de influencia. Sólo nos mueve la verdad y el compromiso ético con los ciudadanos. Bienvenidos al Rincón de Maestro Pancho.
martes, 28 de noviembre de 2017
miércoles, 15 de noviembre de 2017
El plástico, como tantas veces, por Paco Vega.
Hoy
me he sentado con la intención de escribir -como tantas veces- y la
actualidad me ha desbordado. He querido hablarles de cosas
importantes -como tantas veces- pero las urgentes me han sobrepasado.
He querido dedicar sólo unos minutos a esta cuestión trascendental
para el futuro de la supervivencia humana -como tantas veces- pero ya
me duele el culo de estar sentado frente al teclado del ordenador.
Así que me voy a tomar un café para estirar las piernas y despejar
la mente y regreso.
Ya
regresé y debo confesarles que me sentó bien, incluso tuve tiempo
para enviarle un mensaje de ánimo a una amiga que lo está pasando
regular por una situación personal.
De
lo que quería hablarles hoy es del PLÁSTICO. Si, los que separamos
los residuos (me parece inconcebible que aún hayan personas que no
lo hagan -me consta-) comprobamos asombrados cada día el brutal
volumen de plásticos que generamos, especialmente envases, pero
también envoltorios, bolsas -a pesar de que ahora las cobran- (nos
engañaron vilmente) y embalajes varios. Si extrapolo lo que se
genera en mi casa a todas las familias y me parece increíble que las
islas no se hayan convertido en un gran vertedero, un inmenso
vertedero de plástico.
Lo
primero que comprobamos al organizar la separación de residuos es el
inmenso volumen que ocupan los plásticos, el cartón y el vidrio.
Bien gestionado nos ayudará a sobrellevar mucho mejor el deshacernos
ordenadamente de nuestros residuos, favoreciendo su reciclaje
posterior por parte de las administraciones. Ahí esta precisamente
el primer obstáculo que nos encontramos en el proceso de un adecuado
tratamiento de los residuos, que muchas Administraciones no están
realmente concienciadas del potencial que tienen nuestros residuos,
tratando como un problema lo que realmente es una oportunidad si se
gestiona adecuadamente.
domingo, 12 de noviembre de 2017
Con las manos encallecidas, por Paco Vega.
A
mis lejanos 18 años y con una voluntad a prueba de bomba decido
afianzar mi incierto futuro luchando por unas oposiciones que
entonces se me antojaban casi un sueño. Con las manos encallecidas y
con la constancia por bandera me dediqué en cuerpo y alma a preparar
mi futuro, sin amigos, sin cómplices de aventura y aliento con los
que alcanzar la meta. A más de uno le sorprenderá lo de las manos
encallecidas, pero he de decir que desde mi más tierna infancia supe
lo que era el trabajo duro en el campo. Nunca dejé de estudiar, pero
cada sábado, vacaciones o periodos no lectivos tocaba ayudar a mi
padre en la finca. El trabajo de plataneras de entonces y su dureza
no tenía secretos para mi, tampoco el trajín con los animales
(cabras y vacas). Las labores del campo con el sacrificado sacho
hacía que las dulces manos de un estudiante se tornaran en recias y
duras herramientas de trabajo. No sé hasta que punto aquella dura
vida del campo forjó mi carácter y mi tesón, pero desde luego me
hace valorar a día de hoy mis humildes orígenes a la vez que me
mantiene permanentemente con los pies en el suelo.
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