domingo, 20 de noviembre de 2022

Dos más dos “casi siempre” son cuatro

 


A muchos ciudadanos les cuesta leer y contrastar “la información” que les vomitan a la cara los medios de comunicación. La mayoría son fieles seguidores a sus medios afines, a los que consideran “de confianza”, tragando plenamente sus “noticias” y comentarios sin percatarse de las manipulación a la que son habitualmente sometidos. Estos medios, en su inmensa mayoría, son propiedad de las grandes fortunas, muy vinculadas -como es lógico- la derecha política. Es un circuito de retroalimentación mutua. También las redes sociales, casi más eficaces que los medios, son utilizadas para “retorcer” la verdad.

¿Cómo describir la situación y que todo el mundo lo entienda?

Los ricos son pocos, pero necesitan los votos de los trabajadores que son mayoría pero que, abducidos por sus medios de comunicación, les hacen creer que sus políticas les van a beneficiar, al margen de otras arengas patrióticas vinculadas especialmente a los sentimientos de pertenencia, raza o nación, que no a una correcta gestión de los recursos públicos. Los grandes poderes económicos manejan el 90% de los medios de comunicación, que a su vez están escorados mayoritariamente a la derecha, con los que bombardean tarde, mañana y noche a los desnortados ciudadanos. Incluso hay medios creados ex profeso para “parecer de izquierdas”, con igual o mayor efectividad manipuladora pero con una conducta algo más serpenteante.

A la derecha extrema y a la extrema derecha les importa un pimiento -por ser “agrocorrecto”- lo que ocurra con los trabajadores y autónomos, clases media o baja. Ellos están ahí para defender a los ricos y grandes fortunas, que nadie se equivoque. Si tu no eres rico ni poderoso no figuras en su agenda, olvídate de que sus políticas te beneficien lo más mínimo, por muchas banderas y arengas patrióticas que enarbolen. Pero claro, algún “hueso” tienen que echarle al perro para que menee el rabo de vez en cuando...

El PP se estaba desmoronando debido a su corrupción descarada, a pesar del sostén y la cobertura mediática de la prensa, radio y TV; que en un constante trabajo de blanqueo han conseguido frenar el descalabro. De todas formas, alguien decidió crear Vox por si las moscas, para así ir recogiendo los votos que al PP se le iban cayendo por la derecha, debido a que no todos los votantes están dispuestos a tragar con ruedas de molino. Esta extrema derecha descarada viene a eso, a abducir a los desencantados y a los desinformados, que viven pendientes del fútbol en exclusividad, además de otras distracciones. Vienen a simplificar a la complicada política con cuatro banderas y arengas patrióticas, como si las banderas se comiesen. Vox es la extrema derecha pura y dura, sin complejos, fascistas de toda la vida. Son un apéndice desgajado del PP, antes Alianza Popular y un poco antes el franquismo (una de las dictaduras más crueles y despiadadas que ha existido en el mundo).

Franco y su fascismo cruel nació cuando los ricos y poderosos se dieron cuenta de que la esclavitud y la explotación laboral se iba a terminar, con la victoria del Frente Popular en febrero de 1.936 por mayoría absoluta, lo que produciría una merma en sus millonarios ingresos, que no pérdidas, pero ya se sabe que la esclavitud es muy rentable. El analfabetismo -cultural o político- fue siempre el gran aliado de la derecha más rancia y en esa línea siguen trabajando.

A la derecha no le interesa la escuela pública porque con la privada consigue dos cosas: que la educación y el conocimiento esté lo más lejos posible de los trabajadores, al tiempo que explotan el jugoso negocio de la educación privada. A la derecha tampoco le interesa la sanidad pública, casi por los mismos motivos: por no alargar en exceso la vida de los pensionistas pobres y por tanto ese “gasto inútil” para el Estado, como son las pensiones; y por el mismo motivo que el razonamiento anterior, por explotar los abultados beneficios de la sanidad privada. Las pensiones privadas son otra derivada de esta cuadratura del círculo.

Los impuestos, ahora tan de moda, por eliminar Andalucía los impuestos a los ricos (el de patrimonio), al igual que había hecho con anterioridad Madrid, son otro caldo de cultivo de la derecha. Los ricos apenas pagan impuestos, mientras el grueso de los ingresos del Estado vienen por la vía de las nóminas de los trabajadores y de los impuestos indirectos (impuestos al consumo -IVA o IGIC- que pagamos todos a escote, ricos y pobres). Esto es así lo mires por donde lo mires, pero ya están ahí los manipuladores medios de comunicación para hacerte ver que lo blanco es negro, un día si y el otro también.

Hace muchos años que abrí los ojos tras unas propuestas electorales del Sr. Aznar -al que no voté- que lanzaba soflamas de reducción de impuestos para “todos los ciudadanos”. La conclusión -para no cansarles- es que pasado el periodo electoral y habiendo sido elegido el susodicho como presidente del Gobierno, pude comprobar en mi nómina una considerable subida de impuestos a través del IRPF, justo en sentido contrario de lo que publicitaban en campaña. Eso si, los que si sufrieron una sustanciosa reducción fueron las rentas más altas, al haber variado los tramos del citado impuesto, bajándoselos a las más altas y subiéndoselos a las más bajas. Este y no otro es “el truco del almendruco” que llevan explotando desde siempre. Todo un marasmo de mentiras y manipulación, porque la derecha a quien mima y cuida es a las grandes fortunas, que para eso los han puesto ahí.


Un picoleto valiente y majorero de adopción

 


A mediados del año 1999, llegó a la isla de Fuerteventura un grupo de guardias civiles con la importante misión de poner en marcha el Servicio Marítimo Provincial de la Guardia Civil, una Unidad de nueva creación en Canarias. El fenómeno migratorio iba en constante aumento por aquel entonces, por lo que se les encomendó la delicada misión de conformar, poner operativa y sacar el máximo partido a una unidad marítima de nueva creación. Así que, con más voluntad que medios humanos y materiales, se les encomendó a la ardua tarea de hacer frente a la avalancha migratoria de pateras que llegaban a las costas de Fuerteventura y Lanzarote. Las primeras semanas fueron muy agónicas, con pocos efectivos, sin patrulleras, con unas modestas oficinas cedidas por el Ayuntamiento de La Oliva en la localidad de Corralejo, sin apenas mobiliario ni equipos informáticos. Hubo que improvisar patrullas terrestres con vehículos prestados de otras unidades territoriales del Cuerpo, así como embarcar al personal en helicóptero del Cuerpo y pesqueros que amablemente se prestaron a colaborar cuando se recibía el aviso de la llegada de alguna patera. Tampoco había radares en tierra que avisaran con la antelación suficiente la llegada de dichas embarcaciones. El panorama no podía ser más desolador. Sin embargo, con mucho trabajo y voluntad se fueron minorando -que no supliendo- las carencias materiales, de personal y operativas.

Posteriormente llegó la primera Patrullera, cedida por el Servicio Marítimo Provincial de Murcia, con bastante antigüedad, horas de motor y problemas técnicos, era de las primeras que se pusieron en servicio en territorio peninsular. Así que coordinando voluntades y mucho trabajo de mecánicos, marineros, patrones, así como del personal de oficina, se fue encajando el complicado puzle operativo a marchas forzadas.

Fueron varios los oficiales comisionados que se fueron sucediendo durante meses en el mando, mientras se iba configurando la Unidad. A comienzos del año 2000, el joven Teniente D. Jorge Fajardo Velasco (27 años) fue destinado al mando de la citada Unidad, todo ello en medio de la avalancha migratoria que no paraba, exigencias de resultados por parte de la superioridad, críticas de los medios de comunicación y la propia población de las islas afectadas -Fuerteventura y Lanzarote- que permanecía atónita ante el masivo fenómeno migratorio.

En el Puerto Corralejo los mecánicos trabajaban a marchas forzadas por poner en óptimas condiciones de navegabilidad aquella desvencijada patrullera, mientras en la oficina el veterano Brigada Romero hacía encaje de bolillos, en base a su dilatada experiencia, tanto con el nombramiento de los servicios, petición de material y equipos, contacto con los organismos competentes, etc., necesarios todos para poner en marcha la Unidad. Tanto el Oficial como el Suboficial se dividían la multitud de gestiones y trámites a realizar, así como la coordinación del personal de oficina y operativo. Cada día se enfrentaban a nuevos desafíos operativos, organizativos o de material.



Por fin, cuando se pudo poner en navegación a la vieja patrullera, hubo que pelear con otra selva de nuevos problemas como los puntos de repostaje, revisiones, averías, así como lugares de adquisición del material diario de mantenimiento. También la dotación y puesta en servicio del imprescindible pañol mecánico. Posteriormente, en noviembre del mismo año, llegaron dos Patrulleras de nueva adquisición, con lo que también aumentaron las exigencias de resultados y las necesidades logísticas.

El trabajo en aquella época no daba tregua. Las desgracias y primeros ahogamientos de inmigrantes no tardaron en llegar, por vuelco de pateras próximas a la costa o en el momento del rescate, lo que no hizo sino aumentar la tensión de las tripulaciones, de los medios de comunicación y la de los propios mandos del Cuerpo a todos los niveles que, como es lógico, querían tener puntual información de todas las incidencias de los hechos acaecidos, así como del trabajo diario. Las investigaciones, tanto interna como judiciales, ante la posible exigencia de responsabilidad también estuvo presente. Se trataba de vidas humanas y todos los miembros de la Unidad eran plenamente conscientes de la responsabilidad.

En resumen, podemos decir que, poner en marcha una Unidad Operativa Marítima de nueva creación, con tremendas exigencias humanas y de servicio, con las carencias antes detalladas no está al alcance de todos. Toda una enorme responsabilidad que se sustentaba sobre las espaldas de aquel joven Oficial. Esa fue sin duda una prueba de fuego a la que no todos los mandos del Cuerpo se han visto sometidos en los inicios de su carrera profesional. Solamente los que formaron parte de aquella Unidad embrionaria de lo que es hoy el Servicio Marítimo Provincial de Las Palmas, conocieron del duro trabajo espartano que significó aquellos primeros años de andadura marítima en Canarias.

Y como lo que no se cuenta no se sabe, a veces hay que echar la vista atrás y recordar sólo algunas pinceladas de lo que significó la puesta en servicio de aquella brillante Unidad que salvó miles de vidas humanas. Las frágiles pateras de madera que llegaban a las islas de Fuerteventura y Lanzarote lo hacían al borde de la navegabilidad, próximas al hundimiento. Los inmigrantes, que a buen seguro iniciaban su arriesgado viaje con la esperanza de alcanzar un mundo mejor para ellos y los suyos, terminaban deseando el rescate de una de nuestras patrulleras como única esperanza de salvar sus vidas. Hay que recordar que en aquella época, al contrario de lo que sucede hoy en día, sólo estaban implicadas en el rescate de inmigrantes las citadas patrulleras de la Guardia Civil, puesto que sería años después cuando las embarcaciones de Salvamento Marítimo, pertenecientes a la Dirección General de Marina Mercante, se incorporaron a estas tareas de rescate.

Aquel joven Teniente de entonces es -a día de hoy- Teniente Coronel en la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva. Un hombre que compaginó su demostrada capacidad de trabajo y valentía con una humildad y sencillez exquisita, a pesar de la responsabilidad y las duras vicisitudes que le tocó vivir durante aquellos años en tierras majoreras.

Vaya desde aquí mi humilde homenaje para este malagueño de nacimiento y majorero adopción.