Históricamente
en Santa María de Guía se ha vivido de espalda a los barrios. Ya
por 1965 (año de mi nacimiento) se detallaba en el libro “Estudio
geoeconómico de Guía de Gran Canaria” que barrios como La Atalaya
y Becerril eran unos suburbios de las afueras de Guía (ya por
entonces sumaban mil y pico habitantes -según el propio libro-, hoy
superan los cinco mil). Lamentablemente pocas cosas han cambiado
desde entonces y parece ser que sigue enraizado en los genes de
algunas personas este concepto, especialmente en los dirigentes que
han llevado las riendas de la política municipal en Santa María de
Guía en los últimos años. Así vemos como la diferencia de trato
en cuanto a las políticas e inversiones y el tratamiento a sus
habitantes sigue siendo claramente diferenciadora.
Si
esto ocurre con los barrios más próximos y poblados a la capital
municipal, es lamentable lo que ocurre en el resto. Anzo, Barranco
del Pinar, Barranquillo Frio, Bascamao, Becerril, Caleta de Soria,
Casas de Aguilar, Cuesta de Caraballo, Desaguaderos, Doñana, El
Calabozo, El Gallego, El Junquillo, El Palmital, Farailaga, Hoya de
Pineda, Hoya del Pedregal, La Atalaya, La Cañada, La Dehesa, La
Suerte, Las Boticarias, Llanos de Parra, Lomo Betancort, Lomo Las
Azucenas, Lomo Los Martínez, Marente, Mondragones, Montaña Alta,
Paso María de los Santos, San Blas, San Felipe, San Juan, Tres
Cruces, Tres Palmas, Verdejo y Vergara son los barrios del municipio
de Santa María de Guía, que sistemáticamente son olvidados y
ninguneados en sus problemáticas y necesidades más elementales. De
los barrios sólo se acuerdan en campaña electoral, para
desesperación de los sufridos vecinos, muchos de los cuales han
terminado asumiendo con resignación este estatus implantado
erróneamente.
Parece
ser que el mensaje de ¿quién le ha mandado a irse a vivir allí?
-que lanzaba un “iluminado Concejal” en ejercicio, ante la
solicitud de una Asociación de Vecinos para el acondicionamiento de
un pequeño acceso rodado hasta la vivienda de una persona con
discapacidad- es la mentalidad imperante de este Grupo de Gobierno,
puesto que las dificultades orográficas de los distintos barrios
nunca han sido tenidas en cuenta de cara al planeamiento,
adecentamiento y accesibilidad de los mismos.
A
nadie se le esconde que una ciudad como Guía, con su historia,
tradiciones y hermoso casco histórico debe cuidarse y mimarse. Debe
sin duda ponerse en valor todo el potencial histórico y tradicional
de nuestro pueblo, pero no por ello hay que darle la espalda a los
barrios que conforma también el esplendido ramillete de nuestra
geografía municipal.
Yo
quiero pasearme por el casco de Guía y disfrutar de sus calles y de
su historia, pero también quiero pasear y disfrutar de los barrios,
de nuestras medianías, cumbres y costas, y así poder relajarme en
el disfrute y contemplación de sus paisajes, en un entorno cuidado y
mimado desde una adecuada e inteligente gestión municipal.
Los
vecinos de los barrios nos sentimos orgullosos de pertenecer a un
municipio con historia, pero es muy importante que los habitantes del
municipio también puedan sentirse orgullosos de sus barrios, por su
belleza y la calidad de vida que se disfruta en los mismos. Esto
sólo es posible si no se gobierna de espalda a los mismos, con las
únicas políticas de asfaltados y acerados en pre-campaña electoral
cada cuatro años. El desarrollo de los barrios, sus infraestructuras
y equipamientos deben estar perfectamente planificados, y no
improvisados a golpe de oportunismo político.
Los
vecinos de los barrios queremos ser frente de batalla, orgullo de
pueblo y de pertenencia a Santa María de Guía, y eso se consigue
desde la acción municipal, con políticas integradoras y específicas
del tratamiento de los barrios. El respeto municipal no sólo se mide
en aplausos en actos realizados ex profeso, se gana en la gestión,
en la buena gestión municipal, también en los barrios.
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