viernes, 23 de noviembre de 2018

UNA MACROMANIFESTACIÓN CONTRA EL MACROMUELLE, por Paco Vega.




El pasado 24 de octubre les hablé del Macromuelle de Agaete y hoy quiero hablarles de la MACROMANIFESTACIÓN contra el Macromuelle de Agaete.

Allí estuvimos, participando en esa manifestación, como ya lo hicimos en marzo de este año reivindicando UNAS PENSIONES DIGNAS PARA NUESTROS MAYORES, así como en las manifestaciones CONTRA LAS PROSPECCIONES PETROLÍFERAS, tanto la cadena humana formada en la Avenida Marítima en mayo-2014, como la multitudinaria manifestación contra el petróleo en junio del mismo año, al margen de otras tantas concentraciones y conferencias sobre este último tema.

En todas estas manifestaciones, como en la del pasado sábado, puede observar una gran presencia de personas de más de 60 y 70 años. Personas tremendamente concienciadas y comprometidas de la necesidad de salir a la calle y alzar la voz cuando las cosas se hacen de espaldas al pueblo, como es el caso. Estas personas probablemente sean las mismas que se movilizaron reivindicando derechos y libertades durante el nacimiento de esta imperfecta democracia. Llama la atención la elevada media de edad observada en estas concentraciones, lo que evidencia una falta de concienciación e implicación de nuestra juventud en la resolución de los problemas reales de nuestra sociedad canaria. Quizás fuese esta última contra el Macromuelle la que más juventud congregó, aunque muy inferior a la mayor parte de los participantes, una inmensa mayoría muy por encima de los 40 años.

De aquí se podría extraer quizás otras conclusiones sobre la indolencia de gran parte de nuestra juventud, criada quizás entre algodones y el consumismo, y que son quienes realmente van a sufrir las consecuencias de las nefastas políticas llevadas a cabo por los gobiernos que hasta ahora han dirigido el timón de nuestra suerte, tanto en Madrid como en Canarias, pero no es este el motivo del presente comentario.


Sorprendido por la presencia de muchas personas con serios problemas de movilidad, jóvenes y mayores, que no quisieron dejar de manifestar con su presencia su rechazo al MAMOTRETO DE AGAETE. Creo que “EMOCIONANTE” es la palabra que mejor define al estado de ánimo colectivo de todas las personas que formamos parte de aquella manifestación en contra de un despropósito de cemento, como tantos otros que ya invaden nuestra costa canaria. Éste estamos a tiempo de evitarlo, por innecesario y devastador de nuestro territorio.

Siempre me ocurre en las concentraciones de este tipo, que me encoje el corazón cuando me acerco al punto de encuentro de la manifestación, ante el temor de que una baja participación tire por la borda tanto esfuerzo reivindicativo, como se le supone a movilizar a tantos miles de personas que sacrifican su ocio o su descanso por alzar la voz al unísono en lo que consideramos un atropello medioambiental en la costa de Agaete. Sin embargo, a medida que nos acercábamos y escuchábamos los tambores y los cánticos, al tiempo que veíamos el agitar de banderas y pancartas nos devolvía la sonrisa, la alegría y la ilusión, comprobando una vez más que este pueblo no está muerto, que somos muchos los queremos un futuro mejor para nuestras islas, alejado del cemento depredador, lo que manifestamos con alegría muchos miles de personas que abarrotamos la calle Tomás Morales, vía principal por la que discurrió la manifestación desde el Parque San Telmo hasta la Sede del Gobierno Canario en la Plaza Doctor Rafael O'Shanahan de Las Palmas de Gran Canaria. Ahí están las imágenes que lo confirman y que inundan las redes sociales. Una manifestación que sin embargo, como suele ser habitual, no merecieron la atención en sus portadas de determinados medios de comunicación.

Creo sinceramente que si los canarios salimos de nuestra indolencia y amansamiento habitual podemos conseguir para nuestra tierra un futuro mucho mejor. Se hace necesario dar un puñetazo en la mesa y salir de nuestra zona de confort para que no nos roben la cartera, para que no nos roben nuestro futuro y el de nuestros hijos. Estoy convencido de que si a esta juventud -muchas veces consumista y pasota- conseguimos implicarla un poco más, podríamos construir un futuro mejor entre todos. UN FUTURO PARA ELLOS, en todo caso.

Ya veremos si el Gobierno Canario se atreve a seguir adelante con el proyecto después de tremenda manifestación de rechazo.


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