De
esta historia de la contaminación por estiércoles de la playa de
Roque Prieto, en Santa María de Guía (Gran Canaria), detectado el
pasado día 05 de febrero del presente año surgen varias dudas que
esperamos queden despejadas en los próximos días:
1.-
Según los datos conocidos, no parece difícil identificar el
estercolero en cuestión, y por consiguiente la finca y su
propietario, puesto que los agentes de la Policía Canaria y la
Técnico solamente tuvieron que seguir el reguero pestilente para
localizar la fuente del mismo y tomar las muestras correspondiente.
2.-
Es de suponer que también inspeccionaron el citado estercolero,
verificar si tenía autorización de funcionamiento de la autoridad
competente, así como la concurrencia de su ubicación, teniendo en
cuenta que la proximidad al barranco que, como así ha ocurrido,
vierte a su cauce a la menor incidencia. También sería fundamental
conocer si reúne los requisitos pertinentes de impermeabilización
para ese tipo de instalaciones.
3.
Los vecinos están expectantes por conocer las medidas que la
administración, local y/o autonómica impone al presunto infractor,
incluso la sanción -si hubiere lugar- para que cunda el ejemplo, así
como las medidas de reposición o rehabilitación exigida a que
hubiese lugar por la contaminación ocasionada, así como las medidas
correctoras que deba adoptar el propietario de la instalación
agrícola respecto al citado estercolero. El asunto es de extrema
gravedad, por lo que tiene a toda la población del norte pendiente
del asunto.
No
se puede consentir que, por acción u omisión, nadie pueda jugar con
la salud de los ciudadanos y el medio ambiente, porque no sólo es la
contaminación de la zona de baño de las piscinas naturales de Roque
Prieto, sino la proximidad del vertido, a escasos 180 metros de las
desaladoras.
Por
otra parte, independientemente de la verificación de permisos y
adecuación a la normativa de esa instalación, hay que tener en
cuenta que, si en condiciones normales de climatología se producen
estos vertidos, qué pasará con este estercolero -junto al barranco-
en condiciones meteorológicas adversas o con lluvias torrenciales...
La posibilidad de un nuevo vertido en esas circunstancias está
servida.
Llama
la atención que una empresa agrícola de esta envergadura haga un
tratamiento tan inapropiado de los estiércoles y abonos naturales.
¿Desconocen acaso las buenas prácticas agrícolas y los métodos
para la elaboración de compost y el tratamiento de estiércoles, sin
duda mucho más productivos para la agricultura y agradecidas con el
medio ambiente y con los vecinos? Seguro que no…
Cada
cierto tiempo el vecino barrio de La Atalaya se ve inundado de un
desagradable olor a estiércol que dificulta la vida cotidiana de los
vecinos y el normal funcionamiento de cafeterías, restaurantes y
otros establecimientos por estas inapropiadas prácticas agrícolas.
Las numerosas quejas de los vecinos, visibles en redes sociales, son
permanentemente ignoradas por esta empresa agrícola, que ya viene
ganándose a pulso -desde hace años- la indignación de los vecinos.
Este vertido ha sido la gota que ha colmado el vaso.