Ya
estamos a punto para celebrar la navidad y en la carretera del norte
continuamos con nuestro particular Vía Crucis. La obra Pagador-Guía
sigue dándonos dolores de cabeza. Primero por su propia
construcción, posteriormente por los retrasos acumulados y la mala
gestión de los inevitables cortes y desvíos de tráfico, y ahora
porque, después de finalizada, parece ser que sigue siendo necesario
cortar un carril al tráfico en ambos sentidos, incluidos los fines
de semana (aunque no se trabaje). Debe ser que es muy trabajoso poner
y quitar unos cuantos conos cada día para proteger la seguridad de
los trabajadores. En motivo esta vez parece ser la instalación del
cableado para el alumbrado de las luminarias de que está dotada la
vía, cuyas conducciones van soterradas en la mediana de la autovía.
Sorprende ver, después de años de colas y atascos de tráfico, que
otra vez volvemos a las largas caravanas a pesar del multimillonario
desembolso económico que ha supuesto la construcción de esta
carretera. Por las mañanas, a primera hora y sentido Las Palmas de
Gran Canaria, al estar anulado un carril de los dos existentes,
tenemos que sufrir lo que desde hace tres décadas venimos
padeciendo. A pesar de no observarse ningún operario ni máquina a
esas tempraneras horas (entre 7 y 8 de la mañana), esos 60.000
vehículos que dicen circulan cada día por la vía, se ponen de
acuerdo para formar “el trenecito”, cuyos conductores, con cara
de tontos, buscan con la mirada algo o alguien que justifique tamaña
majadería.
El
efecto acordeón que inevitablemente se produce, hace que
posteriormente el cuello de botella que habitualmente se forma el las
proximidades de la Granja del Cabildo con la incorporación de los
vehículos que se incorporan de Arucas sea aún más importante,
aumentando su densidad en un lento discurrir hasta su llegada a la
capital.
Y
poco contentos con la faena que cada día nos hacen padecer a miles
de pacientes y resignados conductores, los fines de semana también
se quedan cortados al tráfico los carriles, a pesar de la
inactividad total de las obras. Pero seguro que deben tener “razones
superiores” que a mi se me escapan -pobre mortal- que justifiquen
esta tomadura de pelo.
Seguramente
la culpa es de los conductores protestones que cada día tienen la
mala costumbre en ponerse de acuerdo para ir todos juntos a trabajar,
estudiar, etc. Que sabrán estos “mauros” de como se hacen las
cosas...
Maestro
Pancho.-