Hoy, casi sin pensar, me vi en medio de una conversación de mujeres. Una de ellas exultante
por haber iniciado recientemente una relación de pareja de la que se mostraba muy feliz, tanto que recomendaba a la otra, viuda de hace varios años, que no se resistiese, que se abriese al amor. Yo, con mucha prudencia y sin ánimo de incomodar a nadie (…), después de escucharlas durante un rato di mi opinión, haciendo lo que suelo hacer en estos casos, decir lo que pienso... A la primera le dije que disfrutara, que la vida son dos días y hay que vivirlos... A la segunda le dije que muchas veces la cárcel está en nuestra cabeza, que en ocasiones nos fabricamos unos barrotes mentales que no nos dejan disfrutar de la vida o de darnos otra oportunidad, que “la vida era aquello que nos sucede mientras hacemos planes de futuro”, pero también le dije que a veces “era mejor estar solo que mal acompañado”. En cualquiera de los casos lo importante es siempre nuestra actitud de mente abierta e intentar ser felices, a cualquier precio, que a veces las “personas especiales” nos las encontramos en los lugares más insospechados. Le dije también que lo importante era vivir intensamente, sólo o en compañía, pero vivir.
Me quedé con la sensación que a las dos salieron agradecidas de la conversación. Yo también. Las dos superaban con creces los cincuenta años.
Y es que much@s piensan que el amor y el sexo se acaba con la edad y la tersura de la piel...
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