Me sigue sorprendiendo el comportamiento de determinado tipo de vecinos y ediles de Santa
María de Guía que, aparecen y desaparecen como el Guadiana, no en virtud de la importancia de los asuntos, sino en función de no se sabe muy bien que espíritu reivindicativo secreto. Tampoco soy yo quien reparte autorizaciones o niveles de importancia por los que alzar la voz públicamente, dios me libre. Somos dueños de nuestros silencios y prisioneros de nuestras palabras (y actos), pero no dejo de reconocer que el asunto tiene su misterio, quizás divino.Digo esto al hilo de la polémica del proyecto de remodelación de las Plazas de Guía, que ni entro ni salgo, pero no puedo evitar mi desconcierto, que paso a explicar a continuación:
1.- El criticador mayor del reino -como me llamaron estos días en redes sociales- no entiende que a determinados ediles municipales sólo les mueve lo que acontece en la capital municipal. Para los problemas que suceden fuera de sus linderos, que son muchos, el silencio es atronador…
2.- Tampoco entiendo el comportamiento de determinados vecinos que nada se sabe de ellos, que ya puede llover o tronar problemas en el municipio que nada parece preocuparles lo más mínimo, pero de repente -en determinadas circunstancias- alzan la voz (o la pancarta). Pareciera que hay un “impulso invisible” que les indica en qué momento elevar la voz y sobre qué asuntos.
Tras el visionado de la parte del Pleno del pasado día 30, que alguien compartió en redes sociales, en el que se hablaba del asunto de la plaza, pude sacar varias conclusiones:
1.- Lo importante que sería para la población la retransmisión televisiva de todos los Plenos Municipales (tome nota el señor Alcalde). Muchos ciudadanos se enterarían de cómo y cuándo se le mueve la tierra bajo los pies y en función de qué a cada edil municipal, del Grupo de Gobierno y de la oposición. De qué se ocupan y de qué no, así como la seriedad política de nuestros representantes municipales y sus propuestas.
2.- Que para según qué ediles es fundamental ser residente “pata negra”, con denominación de origen de la capital municipal, para poder pronunciarse con criterio sobre los asuntos que acontecen a la misma. El resto parece ser no tenemos derecho ni capacidad. Ser residente en los barrios de la periferia parece ser que incapacita para tomar las decisiones y ni siquiera opinar sobre lo que ellos consideran trascendentales para la capital municipal. Hasta en dos ocasiones escuché semejante despropósito ombliguista en el citado Pleno. Lamentable. A algunos habría que explicarles que hay vida más allá de la capital municipal.
3. Que la educación y las buenas maneras no están reñidas con la beligerancia del discurso político ni con la verdad.
Insisto también en el asunto de los “ciudadanos Guadiana” que aparecen sólo cuando determinada directrices políticas o intereses les piden que se manifiesten. Ya este misterio aconteció en otro asunto de mucha repercusión pública en Guía que no viene al caso, en la que una larga lista de firmantes de una demandada actuación aparecían en largos listados, ciudadanos que nunca antes vi pronunciarse sobre asunto alguno. Reconozco que me cuesta mucho adivinar qué intereses pueden mover a estas personas que durante años parecen “células durmientes”, y que ante la llamada o toque de bucio reglamentario acuden como moscas a la miel… Procuro estar al tanto de la actualidad municipal y política en general pero me desconciertan estos comportamientos de algunos de mis convecinos. En multitud de ocasiones me he visto predicando en el desierto de la indiferencia vecinal. Los mecanismos de activación de estas “células durmientes” reconozco que son un misterio para mi...
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