Quizás
está más cerca de lo que pensamos el que determinados policías entiendan, más allá de prejuicios y clichés, que «la
izquierda verdadera»
es
la
única
que va a ocuparse de que puedan alcanzar unas condiciones económicas
y
de vida dignas,
de que el dinero que el Estado invierte en medios materiales llegue
efectivamente a las Unidades para las que fue destinado. Quizás
algún día la mayor parte de los agentes comprendan que determinados
partidos sólo buscan de ellos el voto. De ahí las palmaditas y las
fotos, pero
nada más.
Quizás algún día la inmensa mayoría entienda que los himnos y las
banderas sólo son “el folclore” que determinados
políticos y
partidos utilizan
para ocultar la falta de inversiones y recursos en
seguridad, en
investigación y dotacionales.
Quizás
a determinadas ideologías políticas no interesan una
democratización real de la policía por
razones más que evidentes, lo estamos viendo cada día.
La
realidad policial está en la dignificación de la profesión y la
democratización de los Cuerpos. Es inconcebible, por ejemplo, una
Guardia Civil con
carácter militar
en el siglo XXI.
Cierto,
hay cuerpos
de policías
franceses, italianos y
de algún que otro país, que
conservan un
carácter militar.
Siempre
se nos ha puesto como ejemplo para que nos traguemos esa
incoherencia, aunque las
competencias militares sean
“cero”.
La Policía Nacional -ahora Cuerpo Nacional de Policía- fue también
militar, pero al comienzo
del periodo
democrático
de este país se estimó conveniente desmilitarizar
el Cuerpo.
Sin embargo la Guardia Civil sigue cargando con ese antidemocrático
“San
Benito”, lo que ha servido para justificar infinidad de injusticias
laborales, disciplinarias y de
recortes de
todo tipo.
Nunca nadie explicó la razón lógica por la que un cuerpo policial
como la Guardia Civil debía conservar
ese
anacrónico e injustificado carácter militar.
Esta
es
quizás
la principal
reivindicación en este cuerpo policial,
desplazada
ahora por la excesiva escora hacia las derechas y sus asociaciones
afines.
Los
desinformados uniformados aceptan con
demasiada frecuencia y con
incauta inocencia
determinados eslóganes patrióticos, vacíos
de contenido,
en lugar de
reivindicar
la
seguridad pública, su
presente
laboral
y
su
futuro
profesional. Desconozco
las motivaciones por
las que existen
cuerpos policiales
de
carácter militar en determinados
países,
pero
si les
soy sincero tampoco
me
preocupa.
El
principal
problema
es que
hemos asimilado
la existencia
de los cuerpos policiales militares en algunos países europeos,
y
esto
-de alguna forma- nos ha
hecho
normalizar
este sinsentido en España.
Pues
no
es cierto, ha
sido siempre un engaño.
Yo
no quería centrarme aquí
porque es hacer el juego a la insensatez. No tiene justificación
alguna,
nunca
la
ha tenido, pero
había que decirlo y se dijo.
Las facetas y misiones policiales están bien definidas
y muy alejadas del ejército y de
las
funciones
militares.
Procuro
estar al tanto de toda la problemática que envuelve al colectivo
profesional al que pertenecí durante 22 años, de lo cual me siento
orgulloso, pero no por ello tragaré
con las ruedas de molino con
las que
siempre
nos han querido hacer
comulgar. Lamento
que este Gobierno tampoco haya caminado en la senda de la
desmilitarización y que
hasta
la Asociación
más veterana de
la Guardia Civil (La
AUGC),
se
haya olvidado de esta
reivindicación,
con
postulados en ocasiones más bien erráticos. Sólo hay que parar un
momento y echar la vista atrás para comprobar lo que digo.
En
fin, no pensé que a
día de hoy hubiese que hacer un
alegato completo de reivindicaciones referidas
a
formación, ascensos,
destinos,
vehículos, armamento,
riesgos laborales, etc.
Eso
le toca a las asociaciones, si es que no han terminado de perder el
norte. Y
muchas más cosas
que no
menciono por no extenderme en exceso
pero,
si
echamos mano a
la historia y a
las
tradiciones, en
lugar de la modernidad, efectividad y calidad de vida de los agentes,
volveremos
al
barboquejo y al corchete (los
más antiguos me entenderán).
Perteneciendo
al mismo ministerio
no se entiende que haya tantas diferencias económicas y
de todo tipo.
Otra razón de más para desconocer el sentido de una vinculación
estéril con el Ministerio de defensa, con quien no le une
absolutamente nada. Considero más bien que siempre ha sido una
especie de bozal para el Cuerpo.
Pero
ya adelanto que no me considero de vuelta de nada, me
considero
un aprendiz permanente de casi todo, aunque
tenga
serias y argumentadas razones a todo lo que expreso.
Sobre
el tema de apoyar o no a los compañeros sólo decir que depende de
la materia, el "corporativismo vacío" es un vicio que
detesto, pero cuando tienen razón doy palabra y espacio para
las
reivindicaciones. Lo he hecho incluso con
otros cuerpos policiales.
En el “a por ellos” no me van a encontrar nunca. Tampoco en
reivindicaciones vacuas de patrias y banderas, pero si en las justas
reivindicaciones laborales, profesionales y
democráticas.
Quizás
la solución definitiva estaría
en la unificación de ambos cuerpos policiales.
Otro
caballo de batalla, quizás el definitivo, ya que la policía no
volvería a ser militar ni a punta de pistola (nunca
mejor dicho).
Y
además
redundaría en un ahorro económico real por el evidente recorte en
duplicidades de
todo tipo vigentes
en la actualidad.
Echo
en falta una ITV democrática de la policía española por
todo lo que estamos conociendo
ahora,
y esta UNIFICACIÓN POLICIAL
podría ser -sin
duda- “la
prueba del algodón” definitiva.