domingo, 12 de mayo de 2013

DE LA POLÍTICA MUNICIPAL Y OTRAS HIERBAS...

El empleo público es generalmente ingrato, especialmente porque los problemas que se presentan son siempre muy superiores a los que se es capaz de resolver, y porque es imposible contentar a todo el mundo; pero la honestidad, la honradez y una férrea voluntad de servicio público harán gratificante la tarea al final del camino. Esto tiene validez tanto para los empleados público como para los políticos, que pasan a serlo desde el momento mismo de su toma de posesión.

Los ediles municipales deben tener siempre los pies en el suelo, teniendo claro que llegará un día que D. Fulano volverá a ser simplemente Fulano, cuando deje la vida política y vuelva a su profesión habitual. Esto se debe tener asumido ...y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar... caminante, no hay camino, se hace camino al andar (Antonio Machado).

Quien no tenga claro estas elementales premisas y se deje arrastrar por la vorágine “pelotil y bisagrera” que conlleva el ejercicio del poder, lo lleva claro y el estacazo será monumental. Las muestras de gratitud y reconocimiento a considerar son las que lleguen años después de dejar el poder, si llegan; lo demás hay que ponerlo entre paréntesis..., por higiene mental.

Cuando se ejerce un cargo político municipal -o de ámbito geográfico superior- es muy fácil ceder a “la tentación de la manzana”... Las presiones son muchas y muy poderosas para mantenerse firme y no ceder a la tentación. En estos casos, la honradez debe estar a prueba de bombas para no perecer en la batalla.

Por el contrario, algunos ya van descamisados de casa, deseando ser acribillados por las balas de la corrupción y de probar el fruto prohibido. En estos casos, si el jefe de filas es el descamisado no hay nada que hacer, la corrupción toma el poder. Otras veces ocurre que el jefe de filas es persona honorable, pero alguno de sus escuderos tiene querencia por el fruto de Eva. En todo caso, “el pecado” está servido.

EL INTERÉS PÚBLICO, LA UTILIDAD PÚBLICA o EL BIEN COMÚN, claramente diferenciados del interés particular, son algunas de las expresiones utilizadas para referirnos al criterio de tomar decisiones políticas y económicas que buscan el beneficio de una comunidad; estos son los principios que deben regir su mandato y no otros. Algo tan elemental que debiera estar en la génesis de toda formación política, va transformándose o prostituyéndose a lo largo de los mandatos de algunos partidos, o incluso antes, lo que convierte a una OCUPACIÓN HONORABLE en una profesión de rufianes. Cada uno deberá decidir en qué grupo quiere ser identificado.

Maestro Pancho.-


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