martes, 23 de julio de 2013

Memos, memes y memeces (La opinión de J. Luís Martín)

«La política se rige en gran medida por frases triviales que carecen de la verdad». – Bertrand Russell, Esbozo del disparate intelectual.
‘Meme’ es un término científico acuñado originalmente por Richard Dawkins y que viene a definir una cápsula de información cultural hereditaria, como si de un gen se tratara, que arraiga, perdura y se transmite sin variación entre humanos. El término se ha vulgarizado en la Red, pues se ha reducido a reclamo comercial o a ocurrencia desechable que se propaga de manera viral. Ahora los políticos banalizan el término aún más, incorporando su uso a un discurso cada vez más vacío y limitado que refleja la mediocridad de estos.


Es sin duda lo que viene definiendo a la actual legislatura: memes presentados como políticas reformistas a golpe de decreto, pero cuyo objetivo no es otro que mantener al personal distraído en un largo camino hacia ninguna parte. La ignorancia simulada que decía Camus. Porque nuestros vendedores de memes sólo son capaces de eso, de entretenernos hasta que, ellos esperan, pase el carajal.
Y durante meses, de meme en meme, unos despotrican y otros aplauden, pero todos los repiten y retransmiten como si de verdaderas acciones trascendentales de gobierno se tratasen hasta que el meme se convierte en lo que verdaderamente es, una memez hueca de contenido y futuro.
Los planes “de pago a proveedores”, las “leyes de emprendedores”, la “reforma de la Administración”, la “reforma educativa”, todo promesas de progreso y cambio de paradigmas reducidas a memes que parecieran ideados por algún charlatán de esos de libro de coaching o autoayuda de tapa blanda. Pero eso sí, inmortalizados en el BOE.
Pensar que por un momento algunos ingenuos creímos que, por la gravedad de la situación y habiendo dejado atrás al inventor de “La Alianza de Civilizaciones”, la madre de todos los memes de estado en tiempos recientes, nuestra política recuperaría algo de nivel.
A la fecha, todo trivialidad y ninguna novedad, las viejas recetas cobardes y sin imaginación de un signo político cualquiera: más estado fisgón y confiscatorio, más prebendas a los cuatro amigos poderosos de siempre y más ridículos que nos dejan en evidencia como país.
El recién anunciado incremento de la “parte fija” de la factura eléctrica (se consuma más o menos) y el impuesto al sol que penaliza al que genera su propia energía ponen la guinda a la penúltima ocurrencia intervencionista del gobierno y desvela lo que ya presumíamos: que la reforma “energética” es otra memez. Queda ya patente que resulta imposible defender el absurdo meme del estado propulsor de “energías renovables” con cargo al contribuyente memo.
Aunque para ridículo, la caída este fin de semana de un meme 100% ideado por el actual gobierno: la “marca España”. Se vino abajo de mano de uno de sus guardianes, Juan Carlos Gafo, un burócrata experto en “protocolo” que perdió los papeles en Twitter al llamar “mierda” a los catalanes por pitar el himno de España en los mundiales de natación celebrados en Barcelona. Lo cierto es que cuando el majadero miembro del Alto Comisionado de la Marca España llamó mierda a los catalanes, a lo mejor nos hizo el favor de mandar a la mierda una memez bananera convertida en asunto de estado con cargo al erario público.
Pero no seamos ingenuos. Mientras que el ministro de Exteriores, que lloriqueaba por una foto en el New York Times hace un año, hoy estará lamentando el ridículo causado por el bumerán de su meme “marca España”, la viceministra nos recordaba la desconexión de nuestros políticos al ser preguntada sobre la imagen de nuestro país el viernes pasado. Entonces ella sacaba pecho patriotero haciendo eco de aquella memez de "España va bien" porque somos capaces de seguir endeudándonos en los mercados financieros.
En realidad, y que se lo pregunten a José María Guibert, rector de la Universidad de Deusto que ha elaborado un manifiesto al respecto, si España es vista en el exterior como una república bananera no es por culpa de la prensa extranjera que exhibe nuestras vergüenzas, sino porque nuestra calidad de gobernanza ha caído a categoría de memez. Y si España hoy se mantiene a flote en los mercados de deuda es porque el Banco Central Europeo hace un año prometió sacarnos las castañas del fuego. Es decir, a pesar de nuestros gobernantes memos, sus memes y sus memeces.

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