Parece
ser que el Reino de España vuelve a hacernos la cobra, una vez más,
a pesar de los reiterados ronroneos del Gobierno Canario con el PP de
Madrid desde que se marchó Paulino. No será la última. Ya lo
hicieron recientemente con el petróleo en favor de su amigo Brufau.
Pero son incontables las “zorrocloquerías” que venimos
soportando los canarios desde hace siglos con la España peninsular,
gobierne quien gobierne.
Recién
estrenada la primera legislatura del PP, ganada con mayoría absoluta
y con un ministro canario en el Gobierno de la nación, y
precisamente bajo su tutela, tuvimos que soportar otro desprecio más
con la vuelta al famoso “certificado de residencia” para viajar.
Alegaban entonces no sé qué multimillonarias estafas por parte de
algunas compañías aéreas con los dichosos descuentos de residente,
por lo que durante un tiempo tuvimos que volver “la edad de piedra”
teniendo que portar el dichoso certificado entre los dientes, cuando
hoy en día con las tecnologías en vigor pueden saber hasta nuestra
talla de calzoncillos (si se lo proponen). El caso es que muchos años
después seguimos esperando la detención y procesamiento de los
culpables de la famosa estafa y la consiguiente recuperación de lo
supuestamente defraudado… Entretanto el Gobierno “nos coló” un
nuevo programa informático multimillonario que iba a ejercer de
policía perseguidor de los desmanes canarios… Y hasta ahora…
Pa'habernos matao…
Luego
vino lo de Repsol y sus prospecciones, a las que la sumisa cúpula
empresarial, los medios de comunicación amigos y todo el PP en peso,
acudieron a aplaudir los desmanes que tramaban a espaldas de los
canarios. El gas también ha tenido lo suyo, con los mismos
protagonistas aplaudiendo con las orejas la instalación de unas
centrales que en la península estaban cerrando con multimillonarias
pérdidas. Si, en la península se cerraban, en la que los sistemas
de calefacción de combustibles fósiles están mucho más extendidos
que aquí, por razones climatológicas evidentes. Ellos sabrán por
qué.
Y
luego andamos mendigando que nos permitan pescar unos kilos más de
atún rojo en nuestras propias aguas con medios artesanales (1
pescador = 1 anzuelo), mientras se autorizan toneladas con artes de
enmalle y arrastre en la península.
Y
ahora viene lo del telurio, que parece ser que el Gobierno del Reino
autoriza sin conocimiento del Gobierno Canario a una empresa
británica. Dicen que han investigado y que cerquita de Canarias
parece ser que hay un buen yacimiento del dichoso metal, que es un
producto principal en la fabricación de las nuevas tecnologías. Ya
algunos se han puesto a ver si hay negocio sin percatarse de que, en
caso de haberlo, será para quien decida el Reino de España, como
sucedió con el petróleo, al margen de disquisiciones territoriales,
que también tienen lo suyo. Lo de las consecuencias medioambientales
durante su posible extracción ni hablamos, no vaya a ser que se
monte un guirigay como la otra vez. Lo que digamos los canarios les
importa un bledo, que para eso somos súbditos obedientes y mansos.
¡OIGA!
“que ya llueve sobre mojado” en Canarias con los desprecios
consecutivos de la metrópoli. Pero a quien le puede extrañar, y es
que nosotros solos “nos hacemos la picha un lio…” Es normal que
el Reino Conquistador haga y deshaga con sus colonias lo que
considere oportuno, como siempre ha sucedido. Por qué nos extrañamos
entonces.
Pues
eso… Póngame una de telurio cristiano, para ir asentando las
madres…
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