A
la vuelta de Semana Santa, de recogimiento y reflexión para unos y
de descanso y distracción para otros, permítanme que yo les haga
llegar no tanto mi recogimiento, pero si un pequeño remix de
reflexión con mezcla de indignación.
Perdonen
que me indigne, por Paco Vega.
Me indigno por lo que veo y escucho cada día en las redes sociales, en la oficina, en los bares, en los supermercados, en las calles y las reuniones de amigos. La inmensa mayoría de la gente permanece impasible ante el acontecer diario de la política, soportando recortes de todo tipo a los que trabajamos por un mísero sueldo (el que lo tenga), mientras se subvenciona, condona o indulta a los que se lo están llevando calentito a los paraísos fiscales.
Me
indigno al comprobar que la vida de muchos gira exclusivamente en
torno al fútbol, y que para ellos no exista más interés que el
acontecer diario de once personas dándole patadas a una pelota,
mientras otros nos roban cada día un trocito de nuestra escuálida
cartera, de nuestros derechos y libertades. Que no es malo que a la
gente le guste y disfrute con el fútbol -faltaría más- lo malo es
cuando no se quiere saber de otra cosa. Creo que hay tiempo para el
fútbol y para disfrutar de nuestro tiempo libre, pero también debe
haber tiempo para estar atentos a las leyes que se cuecen en los
parlamentos, las decisiones que se toman en nuestros consistorios,
quién defiende según qué cosas y lo que significará para nuestro
bolsillo, para nuestro futuro y el de nuestros hijos. Quién vota a
favor o en contra de según qué políticas. En definitiva, mirar por
nuestros garbanzos...
Tener
confianza plena en nuestros dirigentes políticos, a pesar de que
juren sobre la biblia y prometan cumplir la constitución, es de una
ingenuidad dramática que nos ha traído hasta esta cloaca de
corrupción en que se ha convertido este país. Confiar en un señor
porque milite en un partido que creemos que representa nuestros
intereses y vista de chaqueta y corbata, es de una ingenuidad que
bordea lo delirante. Obras son amores y no buenas razones, que dice
el sabio refrán...
Me
indigno al comprobar que algunos sólo se asoman a la realidad de la
vida en periodo electoral, para dejarse engañar por el más
mentiroso y caradura, el mejor actor, el más guapo, pero sobre todo
por el que la tenga más grande (la cartera), para bombardearte con
sus mentiras a través de los medios de comunicación cómplices y
fieles servidores del mejor postor... Esos son blanco fácil del
tremendo engaño en el que vivimos. Otros, los que se huelen la
chamusquina, simplemente no votan, para luego alardear de su
escepticismo político, mientras los mentirosos y caraduras esbozan
su media sonrisa de satisfacción, seguramente pensando “¡qué
bueno!, que los que “se han olido la tostada” NO VOTAN.
Me
indigno porque este sistema -supuestamente democrático- está
articulado para que las minorías queden silenciadas y sin
representatividad. En Canarias estas desigualdades claman al cielo,
al estar sometidos a la que probablemente sea la Ley electoral más
desigual del mundo. Así todo seguirá girando en torno a los polos
controlados por los mismos intereses económico-empresariales.
Me
indigno porque compruebo que, a pesar de lo que pueda parecer, cada
vez es más difícil acercarse a LA VERDAD. Se suele decir que esta
sociedad, gracias a los medios de comunicación, internet y las redes
sociales, es la más informada de los todos los tiempos. Sin embargo
NO ES CIERTO. Y no lo es porque éstos también son utilizados
inteligentemente por los grandes poderes económicos y financieros
para fabricar “su verdad”, de tal forma que todo se convierte en
una suerte de selva de mentiras (o medias verdades -que para el caso
es lo mismo-) e intereses cruzados, en la que es muy difícil avanzar
sin un afilado criterio en la búsqueda de la verdad de las cosas.
Hay
que hacer un esfuerzo monumental por entender y conocer lo que nos
conviene para que no acabemos, en esta malsana prostitución de la
verdad, BESANDO LA BOTA QUE NOS PATEA EL TRASERO.
En
estos días tenemos la prueba evidente de a qué sardina le está
arrimando el ascua el actual gobierno. Las reuniones y arrumacos con
la gran patronal son sólo un síntoma de la enfermedad. En estos
días también nos llegan algunos “destellos de justicia” a
través del impenetrable muro que ha ido formando la corrupción en
este país.
¿Será
que quizás hemos “disfrutado” de corrupción por encima de
nuestras posibilidades…?
Lo
triste de la opinión que aquí expreso es comprobar que, hay una
multitud de personas que conociendo el desborde de corrupción que
sufre este país, sigue votando lo que vota por miedo. Esa
herramienta de alineación del pensamiento que usan las dictaduras (y
las dictablandas) está haciendo estragos entre la población y
muchos se están creyendo los terribles males con que nos amenazan
los medios de comunicación a sueldo de los grandes poderes
económicos.
Me
indignan los nuevos partidos que se presentan con aires de cambio,
democracia y regeneración política, para luego convertirse en
soporte o muletilla de los mismos de siempre, votando las mismas
políticas y validando los mismos recortes. Las marcas blancas les
llaman, mismo contenido con mejor presentación o envase.
Me
indignan los viejos políticos acomodados en el sistema y en la buena
vida, que creen que aún pueden engañarnos como en el pasado.
Algunos,
distraídos con el PAN Y CIRCO como estamos, cualquier día no
tendremos más libertad que la de dar alaridos en los campos de
fútbol… Para entonces es posible que los leones ya nos hayan
devorado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario