Abierto
en canal o como una “jarea”. Una jarea es, para quien no lo sepa,
una tradición marinera de “curar” el pescado de forma natural,
especialmente salemas, viejas y samas. Se abre el
pescado y
se limpia
para salarlo con
agua de mar de
la manera correspondiente y luego ponerlo a secar al sol. Es
una tradición marinera ampliamente extendida en
Canarias, especialmente en Fuerteventura.
Pues
bien, abierto en canal (o como una jarea) es como me siento cuando
escribo y hablo de lo que pienso y siento. Abierto en canal estoy
cuando “vomito” mi verdad sobre lo que acontece y me preocupa de
mi tierra canaria. Eso no significa que exponga mi vida públicamente
en su totalidad, pero si lo que pienso del tema que considero de
interés en cada momento.
No
suelo hablar de mi mismo porque creo sinceramente que soy un tipo
poco interesante. Eso no significa que no me valore, pero considero
que hay muchas más cosas de interés en mi entorno, especialmente en
esta tierra canaria maltratada por siglos de abandono y de
especulación. Creo que estamos muy necesitados de “intérpretes de
la realidad canaria”, personas sin vinculación a otros intereses
mezquinos. No es que yo me esté adjudicando esa cuota de tan alta
responsabilidad, para eso ya existen periodistas y otros autores de
mente limpia y letra clara, pero si que es cierto que son una rara
especie en peligro de extinción.
Hay
mucha gente que escribe de los más variados temas, y muy buenos por
cierto, pero escribir de temas de actualidad y políticos de forma
independiente no tantos. Hay mucho miedo a granjearse la antipatía
de “los que mandan” o ejercen algún tipo de poder público. Una
cosa es opinar en la barra de un bar o en conversaciones improvisadas
con los amigos, de la corrupción de unos y de otros y de la
necesidad de una más que necesaria limpieza y desinfección de lo
público, y otra muy diferente hacerlo dejando constancia escrita…
Ni siquiera los que han sido elegidos por las urnas para defender el
“interés general” se pronuncian con la frescura y frecuencia
debida. A veces, cada vez más, pienso que esta democracia es una
gran mentira.
Siempre
he sido persona discreta y poco amante de protagonismos públicos,
pero por “accidente” me he visto casi sin querer, escribiendo
sobre lo divino y lo humano; a veces con disciplina militar y otras
muchas con intermitencia y desorden adolescente. Primero en mi
modesto blog y posteriormente a través de varios diarios digitales
que tienen la amabilidad y temeridad de publicar mis “derrapes
mentales” (siempre desde el máximo respeto). También con el mismo
respeto y desde hace unos meses, poniendo voz a mis artículos en una
emisora histórica de radiodifusión canaria que me permite expresar
libremente mi opinión.
Hoy
no quería hablar de corrupción, y miren como está el patio... El
estercolero nacional habría que llamarlo.
Tampoco
quería hablar de la política canaria, en la que ya se vislumbra un
pacto más que cantado entre iguales… Descorazonador pensar que el
“cacique gomero” siga pintando tanto en la política Canaria,
gracias a una podrida ley electoral.
Tampoco
quería hablar de las muertes de mujeres a manos de sus parejas o
ex-parejas… Cuánto queda por hacer hasta conseguir una
especialización efectiva policial y judicial sobre el machismo
asesino. Mientras tanto siguen falleciendo mujeres a manos de unos
acomplejados que sólo son fuertes de puertas para adentro.
Tampoco
quería hablarles de la costumbre generalizada de ocultar méritos,
capacidades y sueños por miedo a la podrida envidia, que señala con
odio y rencor todo lo que sea un beneficio o mérito ajeno o
simplemente la felicidad de otros. Cuanta crueldad y maldad
escondida, camuflada o disimulada sobre nuestras reales intenciones y
pensamientos. Cuanta hipocresía.
Con
eso y con más tenemos que bregar cada día. Es evidente que todo no
se puede contar, pero a veces hay que abrirse como una jarea, aunque
sólo sea para que el aire purificador haga su efecto sanador y
conservador…
Una amiga me ha enviado esta preciosa canción que yo desconocía del «mágico» Heriberto Cruz, que casualmente comparte «vibraciones» con mi último artículo «abierto en canal». Gracias Sasa.
Ya sabes que comparto muchísimas cosas contigo, que nos abrimos en canal porque siempre hay motivos y porque sentimos que los motivos deben provocarnos algo, aunque solo sea el derecho a la pataleta (que ya es algo). Te agradezco la sintonía y que estés siempre dispuesto a abrir la boca PARA DECIR ALGO (que ya es mucho). Gracias Paco.
ResponderEliminarDiscúlpame, a veces las tecnologías se ponen en contra... Por algún motivo no me llegó este comentario tuyo de hace un año y que trajinando por mi blog acabo de verlo casi sin querer. Gracias por tus palabras.
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