Lo hemos dicho por activa y por pasiva: jamás aceptaremos que la planta se instale en Arinaga. Jamás.
No
se ha movido un papel, pero desde hace unos meses la consejera de
Política Territorial Ana Kursón empezó a dejar caer en los medios
de comunicación que tenía dudas acerca de la competencia del
Cabildo para elaborar el Plan de Hidrocarburos y que elevaría una
pregunta en ese sentido al ministerio de Industria. También José
Miguel Bravo de Laguna se agarró a la misma cantinela en varias
ocasiones. En algunas generosas entrevistas de domingo de algunos
medios canarios a José Manuel Soria, el ministro apuntó la
posibilidad de que el Gobierno central aprobara una declaración de
interés general para decidir la ubicación de la regasificadora
grancanaria, sin tener en cuenta que esta medida requiere la
elaboración previa de documentos, la colaboración y el consenso
institucional. En fin, que parecía que se había puesto en marcha un
contubernio para forzar la decisión saltándose todos los
procedimientos administrativos.
Y
así pareció ser cuando el pasado lunes 10 de junio, el Canarias7 se
hacía eco de unas declaraciones del presidente del Cabildo en las
que afirmaba que el ministerio de Industria le había respondido
afirmativamente y que la planta se haría en Arinaga “por interés
general”, que en este caso se traduce en un interés muy particular
de unos pocos. Al día siguiente, cuando ya preparábamos las
“barricadas”, el subsecretario de Industria, Energía y Turismo,
Enrique Hernández Bento, interviene en el debate para afirmar con
rotundidad que le había sorprendido la noticia, que no habían
recibido ninguna comunicación demandando la declaración de interés
general ni se había abierto expediente alguno y que la valorarían
cuando la tuvieran en sus manos después de estudiar los problemas de
tipo competencial que se les plantearan.
¿Ustedes
entienden algo? Yo tampoco. ¿Se trata acaso de que el Cabildo se ha
acobardado y no quiere tomar la decisión? ¿Puede ser que el
enfrentamiento soterrado en el que se encuentran el alcalde de Las
Palmas de Gran Canaria, el presidente del Cabildo y el ministro lleve
a José Miguel Bravo a quitarse una papa caliente de encima -que va a
generar una enorme conflictividad social e institucional- y se la
endilgue a Soria y total, ya puestos, que se queme el responsable de
Industria? ¿O es al revés?
En
los próximos días se irá desenredando la madeja. Obviamente
estaremos muy atentos. Lo hemos dicho por activa y por pasiva: jamás
aceptaremos que la planta se instale en Arinaga. Jamás.
Responderemos con todas las armas que nos permita un Estado de
derecho -cada día más mermado- y apuraremos todas las acciones
cívicas y políticas que se nos ocurran. Nunca aceptaremos
sumisamente que se ponga una bomba de esas dimensiones en las puertas
de miles de ciudadanos.
Nunca aceptaremos sumisamente que se ponga una bomba de esas dimensiones en las puertas de miles de ciudadanos.
Pero,
al margen de la ubicación, lo que chirría penosamente,
culposamente, putrefactamente, es ese empeño en hacer llegar el gas
a Canarias a toda costa. Más allá del peligro para la población,
de la estocada que supone para las renovables, de las afecciones al
clima o a la salud de la ciudadanía y de la dependencia del
exterior, la introducción del gas en esta tierra no responde sino a
la defensa del interés de los lobbies gasistas, los mismos que
después deparan próvidos puestos en sus consejos de administración
para los medianeros encargados de sacar sus propuestas adelante.
Y
se entiende menos a la luz de los últimos datos que conocemos. Según
el Economista, el ministerio hace la vista gorda para salvar los
ciclos combinados de gas que no logran cubrir sus costes fijos por
funcionar, en muchos casos, el 15% de las horas para los que fueron
planificados, por la caída de la demanda y por el aumento de las
renovables. Desde el año 2010 para acá el gas ha recibido un exceso
de retribución (déficit) de casi 500 millones de euros y el
Gobierno estudia en estos momentos que sean las renovables (las que
más han producido electricidad en España en los últimos seis
meses) las que financien -¡lo que son las cosas!- parte de los
incentivos al gas: pretende que las tecnologías verdes se hagan
cargo de los pagos por capacidad, que no son sino bonificaciones
especiales a los ciclos combinados.
Y para muestra un botón: en estos momentos la planta regasificadora de El Musel, en Gijón, de Enagás, construida por 400 millones de euros en terrenos ganados al mar en el puerto del mismo nombre, se encuentra parada después de que fuera adjudicada la obra en 2006 y finalizada en 2012. No se ha llegado a utilizar. Como los aeropuertos sin aviones.
Para
la Comisión Nacional de la Energía es necesario que se limiten las
inversiones en infraestructuras del sistema gasista ante el escenario
de demanda previsto en la actualidad ya que, solo en 2012, ha
disminuido un 23% “y continuará con tendencia a la baja este año”
y propone, además, la “hibernación” de numerosos ciclos
combinados de gas a la vista de la actual sobrecapacidad del parque
de generación. Según Antoni Peris, el presidente de la Asociación
Española del Gas (Sedigás) la utilización de estas plantas ha
bajado en un 40% debido a la entrada de las renovables. También la
patronal eléctrica Unesa, a través de su presidente Eduardo Montes,
ha pedido al Gobierno que se cierren algunos ciclos combinados dadas
sus pocas horas de uso, “lo que acarrea importantes pérdidas a las
empresas” y el Ejecutivo ha acordado parar centrales de gas por
cuatro años para aliviar a las eléctricas que dejarían de pagar el
peaje del gas, lo que afectará de nuevo a las renovables y al
bolsillo de los ciudadanos. Y para muestra un botón: en estos
momentos la planta regasificadora de El Musel, en Gijón, de Enagás,
construida por 400 millones de euros en terrenos ganados al mar en el
puerto del mismo nombre, se encuentra parada después de que fuera
adjudicada la obra en 2006 y finalizada en 2012. No se ha llegado a
utilizar. Como los aeropuertos sin aviones.
Con
los ciclos combinados de gas y las regasificadoras se ha producido en
España una burbuja por cuenta y riesgo de las eléctricas, sin nadie
pedírselo, que las ha llevado a construir más de 67 plantas en todo
el Estado (27.123 MW) y a recibir incentivos a la inversión de más
de 2.000 millones de euros en los últimos cuatro años, muy por
encima de lo que han percibido muchas renovables. Además de seguir
profundizando en nuestra dependencia energética exterior y de
hacernos rehenes de países conflictivos, los precios del gas natural
han crecido en Europa desde 2005 en más de un 40%.
Y no se les cae la cara de vergüenza al reconocer que en Canarias estamos a la cola en energías limpias.
Y
claro, se están jugando mucho y presionan y presionan hasta el
infinito. Sabrá Dios, aunque todos nos las imaginamos, con qué
armas. Y mientras, impregnados de una estulticia suicida, desprecian
una y otra vez a las renovables. Y no se les cae la cara de vergüenza
al reconocer que en Canarias estamos a la cola en energías limpias.
Y no se abochornan ante el dato contundente que nos aportó, en las
Jornadas de Comarcas Sostenibles celebradas en el sureste
grancanario, hace unos días, el representante del Gobierno de
Islandia al asegurarnos que su país genera el 84% de su consumo
energético con geotérmica. Están atacando alevosamente a las
renovables por todos los flancos (campañas mediáticas, recortes de
primas, falsas denuncias como las de las fotovoltaicas, trabas
administrativas…) para favorecer a los oligopolios de las fósiles.
Y no se abochornan ante el dato contundente que nos aportó, en las Jornadas de Comarcas Sostenibles celebradas en el sureste grancanario, hace unos días, el representante del Gobierno de Islandia al asegurarnos que su país genera el 84% de su consumo energético con geotérmica.
Los
datos son irrebatibles. En el año 2012 los poquísimos parques
instalados en el archipiélago ahorraron 36 millones de euros en
compra de combustibles fósiles, de los más de mil quinientos que
nos gastamos en total: la producción de megavatio de electricidad
con fósiles costó en nuestra tierra 180 euros, mientras que la
energía eólica se pagó a 86,27 euros el Mw. Y, mientras, no solo
no se solucionan sino se agravan las servidumbres aeronáuticas, se
dilata la solución para la central hidroeléctrica de Chira-Soria al
no tener fijada la retribución y sigue sin contemplarse un régimen
especial para las renovables en las islas. Como si fuera casual.
Es hora de que les obliguemos, de una vez por todas, a que contemplen el verdadero interés general para potenciar, frente a las fósiles caducas y contaminantes, un modelo de renovables innovador, creador de empleo, de nuevas tecnologías, de industrias…
Es
hora de que les obliguemos, de una vez por todas, a que contemplen el
verdadero interés general para potenciar, frente a las fósiles
caducas y contaminantes, un modelo de renovables innovador, creador
de empleo, de nuevas tecnologías, de industrias… Es hora de romper
los siniestros vínculos de la política y los lobbies energéticos.
Es hora de plantar cara.