Francisco Torres pertenece a una familia de artesanos dedicada a fabricar cuchillos canarios, que expone por primera vez en la Feria Regional de Artesanía de Pinolere.
Existe la creencia de que los cuchillos no se regalan, se pagan. Por eso, en caso de hacerlo, se pide una moneda a cambio. Sin embargo, Francisco Torres no le hace caso a esta superstición. Todavía conserva dos que le fabricó su padre, el prestigioso herrero Rafael Torres Osorio, de quien aprendió el oficio. Además, ha regalado muchos y ha confeccionado piezas únicas que han servido como obsequio, incluso como encargos institucionales.
El mango de uno de ellos es la imagen de este año de la Feria de Artesanía de Pinolere, en La Orotava, dedicada a los cuchillos canarios y a la que asiste por primera vez como expositor.
A su estand, ubicado en la parte de abajo del Recinto Etnográfico, no para de llegar gente, tanto para comprar como para verlo trabajar o admirar sus obras de arte, expuestas en una pequeña vitrina.
Paco, como lo conoce todo el mundo, ya tiene un nombre forjado en el mundo de la artesanía canaria. Su bisabuelo, su abuelo y su padre eran herreros, aunque fue este último quien se dedicó a la fabricación de cuchillos canarios, una pasión que le trasmitió desde adolescente y que a sus 58 años todavía conserva.
Originario del municipio de Santa María de Guía, en Gran Canaria, del que recibió la Medalla de Oro en febrero de 2012, trabaja en el mismo taller que su padre, ubicado en el número 42 de la calle José Samsó Henríquez.