viernes, 21 de junio de 2013

"Todas las páginas están en blanco", por Santiago Gil

Todas las páginas están en blanco. Cada nuevo año las agendas y los capítulos de nuestra vida solo son atisbos o deseos, argumentos previos que se confunden con nuestros propios sueños. Cerramos ciclos y abrimos todas las puertas para que se aireen las ilusiones. Nada dura nunca eternamente, ni una crisis ni tampoco una época de bonanza. Todo fluye y todo cambia, y nunca logra nadie eternizarse en un segundo. Formamos parte de un ciclo vital y evolutivo con subidas y bajadas, con días en los que parece que te puedes comer el mundo y con apocalípticas mañanas que se presentan con tan malos presagios que uno solo desearía esconderse debajo de las sábanas hasta que amainaran todos los temporales. Los agoreros siguen vaticinando malos tiempos para la economía; pero son los mismos agoreros que antes nos contaban que éramos lo más fetén del mambo capitalista o que podíamos comprar todo lo que quisiéramos. No les hagamos mucho caso. Nuestro destino está en nuestras manos. Los cambios dependen de cada uno de nosotros, y esta vida no es más que una reinvención diaria en la que dependemos de nuestros propios sentidos y de nuestras intuiciones.
En medio del caos nunca hallaremos una salida viable. A veces quisiéramos huir del mundanal ruido como nos enseñó el poeta que en su insistencia proponía seguir la escondida senda que conduce a nuestra propia sabiduría. Fray Luis de León también hubiera escrito que 2012 no es más que una cifra en la infinitud del tiempo, un número que estéticamente parece navegar entre dos aguas. Unos tirarán de él hacia el abismo y otros tratarán de empujarlo para que navegue lejos de los procelosos mares del pasado más reciente. De momento tenemos todos los huecos del calendario disponibles para escribir lo que queramos. Cada cual escribe su propia biografía, pero también contribuye a que las líneas que trazan el destino de los entornos más cercanos se pueblen de bellos versos o de astracanadas. Este es un año en el que todos tendremos que tomar la palabra. Si no lo hacemos, solo hablarán los de siempre, y ya sabemos adónde nos han llevado los eufemismos, las medias verdades y los intereses semánticos de los que se empeñan en marcar todos nuestros pasos. No está en juego solo el mundo que vivimos. Más allá de la perspectiva anual del calendario queda el planeta que dejaremos a los que sigan la estela de nuestros propios pasos. El poeta Jaime Gil de Biedma proponía vivir como un noble arruinado entre las ruinas de su propia inteligencia, y quería hacerlo junto al mar sin leer, sin sufrir, sin escribir y sin pagar cuentas. Todos anhelamos un poco esa otra vida beata y contemplativa que nos asemeja a los dioses; pero antes tenemos que resolver los muchos problemas que aún quedan pendientes en la Tierra.
CICLOTIMIAS

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