martes, 23 de julio de 2013

Gáldar, ¿un territorio bajo plástico?


En Gáldar para un total de 1107 ha de zonas cultivadas (sin contar pastos y montes), existen 492 ha bajo invernadero, un 44,4%. Los campos de platanera ocupan 357ha de los cultivos bajo plástico.
Esta cifra supone el 63% de la superficie total de la planta bananera (565ha), que a su vez se concentra en el entorno más accesible y visible del municipio galdense. La información ha sido elaborada a través de IDECAN (Infraestructura de datos espaciales de Canarias) con el modelo de datos de 2005.
Desde hace un año las subvenciones para invernaderos que se conceden a través del programa tanto europeo como estatal para la modernización de los espacios agrarios han sido eliminadas por razones primordialmente económicas y ambientales. Sin embargo en el reglamente europeo del 28 de junio de 2007 sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos no se nombra en ninguno de los casos las palabras invernadero o plásticos como elementos que puedan vulnerar esta categoría de ecológicos, aún así ello debiera ser objeto de revisión.


Es cierto que los invernaderos tienen muchas ventajas; favorecen la producción agrícola y mejoran su rendimiento (una mata de platanera bajo invernadero produce entre 40-45kg de plátano para consumo directo cuando una sin invernadero produce entre 20-30kg),  reducen la pérdida de agua evitando la evapotranspiración, protegen de plagas y  disminuyen los fenómenos extremos adaptando los condicionantes climatológicos a las exigencias climáticas del cultivo. Sin embargo debemos reconocer ciertos aspectos que degradan este afán productivista y que generan un daño ecológico y paisajístico indiscutible.
Esta agricultura intensiva de invernadero (Massaro et al, 1998) necesita muchos cambios y equipamientos, así como de mucha inversión y niveles productivos que la hagan rentable. Por otro lado los residuos generados (plásticos y restos inorgánicos) necesitan de servicios ligados para ser  eliminados de la instalación y que en algunos casos requieren tratamientos específicos a cargo de gestores especializados (residuos tóxicos y peligrosos).
Motril (Granada), Murcia o Almeria (la huerta de Europa) son grandes ejemplos de la agricultura intensiva de invernadero y demuestran claramente los problemas que atañe este modelo agrario y que según el estudio de “IMPACTOS DE LA AGRICULTURA DE INVERNADERO EN LA COSTA DE GRANADA. CARACTERIZACION Y PROPUESTAS DE ORDENACION.” realizado por el Gobierno de Andalucía genera también la aparición de enfermedades laborales y riesgo para la población como consecuencia de la alteraciones meteorológicas (cambios de temperatura, humedad, vientos, radiación infrarroja, etc.), químicas (restos de fitosanitarios) y biológicas (insectos, ácaros, hongos, etc.).
Además de la generación de impactos diversos sobre el territorio, esencialmente el paisaje y los ecosistemas, con pérdida o deterioro de recursos básicos como el agua, suelo, y aire, ya que inevitablemente se rompe el ciclo normal de la agricultura tradicional.
En la actualidad Gáldar genera en torno a 950 toneladas  de plásticos para los techos de invernaderos, que necesitan después de su instalación ser repuestos  entre los 3 y 5 años, si es material de malla entre 8-10 años. Para el plástico desechado no existe una gestión especial de estos residuos. Solamente existe una empresa de recogida selectiva de materiales que no cubre toda la demanda. A este respecto, existe un proyecto en la isla de Tenerife por parte del Banco de Ideas de Negocios Ambientales Sostenibles donde se proponen diversos usos para la reutilización especial de este tipo de plásticos, pero no están puestos en marcha. Por otro lado estas cantidades varían según la utilización de plásticos o mallas, que son menos agresivas paisajísticamente. Por otra parte, esto se reduce a que los agricultores de Gáldar se gastan en torno a 40 y 45 millones de € en cubrir sus suelos de plástico. (El cálculo de estos datos se ha hecho a partir de los precios  e información que ofrece la empresa Plastipel e Invermira)
galdar_1960
Aunque esta foto de 1960 proporcionada por la FEDAC sea en blanco y negro se puede observar que Gáldar recuerda mucho más a un paisaje de La Palma que a los campos de Ronda en Almeria, donde destacan las plataneras y el verde. Aunque se observan claros signos de intervención humana, existe una simbiosis paisajística más sana entre los usos del territorio y el paisaje.


Si vemos la imagen aérea para ese mismo año, casi no se observan ningún invernadero y si la comparamos con una actual, es más impresionante y evidente el cambio que ha vivido Gáldar en 50 años.
unodos
En la imagen que precede, se observa una imagen actual de la costa de Gáldar, y como está ha sido bañada por una marea de plástico donde no crecen pescados, pero si plátanos.
costa_de_galdar
Los datos proporcionados a lo largo de este texto y la obviedad paisajística generan un gran debate en torno a la agricultura. ¿Es necesario crear “microclimas” para un cultivo en concreto o es más rentable ecológicamente y socialmente buscar mecanismos naturales que ayuden a la adaptación del plátano u otros cultivos sin grandes recursos externos? ¿Se puede cambiar el destino de las inversiones agrarias a sistemas agrarios más sostenibles? ¿Es necesaria una reconversión agraria en Gáldar y en la zona norte? ¿Pueden afectar los invernaderos a la imagen turística de Gáldar? En definitiva, ¿pueden convivir los invernaderos con un modelo de vida sostenible?

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