No salgo de mi asombro al comprobar
que, un día si y otro también, los medios de comunicación “amigos del gas” y
renombrados periodistas a los que evidentemente les han untado el beso, hacen
apología de un combustible altamente contaminante, altamente dependiente del
exterior y altamente inestable en cuanto a su precio. Alargar la era de los
combustibles fósiles no hace sino posponer la incorporación de las deseables
renovables, al tiempo que persisten en la agonía de este moribundo planeta.
Hoy, sin ir más lejos, escucho
en un programa de radio la lectura de un artículo de opinión por parte de uno
de esos periodistas que siempre se apuntan a caballo ganador, siempre a favor
de la especulación, a favor de los intereses de la élite y del poder canario… A
pesar de las informaciones, congresos y foros de todo tipo que apuntan la
URGENCIA de abolir todas las energías fósiles y apostar por las renovables para
AYER, puesto que el planeta se encuentra en “la uci”, ellos siguen lamiendo la mano de su
amo. Con su voz engolada y redichos hasta la extenuación “los Maruenda”
canarios siguen haciendo apología del gas. Ya lo hicieron con las prospecciones
petrolíferas mientras ahora vomitan las mentiras del gas.
Según estos portavoces de la
especulación, el sustituto de un combustible altamente contaminante como el
gas-oil es otro altamente contaminante como el gas. No importa que además, con
la introducción del gas, haya que abrir en canal las islas para introducir las
conducciones pertinentes e instalaciones de almacenamiento altamente
peligrosas. No importa que estas inversiones nos obliguen a alargar hasta el
infinito la penetración de las renovables mientras se amortizan las inversiones
de los dueños del negocio. No importa que el gas nos hipoteque a seguir
dependiendo energéticamente del exterior. No importa repetir las estupideces
más grandes auto-revestido de autoridad eclesiástica, aquí en Canarias “los
untados” hacen de su capa un sayo con tal de agradar al dueño de la cartera.
Este tipo de periodismo es la
vergüenza de la profesión, unas veces bajo unas artificiales ínfulas de las
esencias del periodismo de Louis Vuitton y otras de faltón o burletero de quien
osa contradecirles. Les vemos también en tertulias televisivas y radiofónicas ejerciendo
de verdugos implacables de la izquierda y de perritos falderos de la derecha,
de los especuladores y los ladrones de cuello blanco.
Cuando ecologistas,
organizaciones internacionales y el mundo entero clama por una revisión urgente
de los sistemas de producción energética en favor de los sistemas renovables,
tenemos que seguir aguantando los discursos de púlpito a los que no tienen más
religión que su cartera.
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