Debemos mejorar nuestra
sensibilidad medioambiental, debemos activar todos nuestros sentidos y espíritu
crítico para dejar de encajar plácidamente las agresiones al territorio y al
más elemental sentido de la estética. Sólo nuestro sentido crítico puede hacer
que las cosas cambien en nuestra tierra. Tenemos unas islas maravillosas y con
un clima envidiable, que si no mimamos y cuidamos para generaciones futuras
acabaremos dejándoles a nuestros hijos y nietos unos “preciosos” peñascos de
hormigón y mal gusto.
Todo esto viene al hilo de lo
que podemos observar en cada rincón de nuestra maltratada tierra canaria.
Observo a diario, ya sea en zonas urbanas o rurales atentados estéticos –por
ser diplomáticos- que los diversos organismos públicos, por acción u omisión, y
las diferentes empresas suministradoras de electricidad, teléfono y, más
recientemente, televisión por cable e internet y sus correspondientes cableados
ocasionan al paisaje. Desde siempre (en aras a una malentendida modernidad),
las empresas eléctricas y telefónicas han hecho de su capa un sayo en lo
referente al tendido de los cableados aéreos, que forman a día de hoy una
telaraña repugnante y antiestética en todo el panorama insular. Tanto las
líneas de alta y media tensión que destrozan con su presencia el paisaje más
idílico, pasándose por el arco del triunfo las más elementales normas de
protección del territorio, continuando por las telefónicas, alumbrado público, y
en los últimos años las antenas de telefonía móvil, forman un paisaje “telaráñico”
desolador ante los ojos del más insensible de los observadores.
Recientemente el Cabildo de
Gran Canaria ha aprobado 14 millones de euros para las casi 400 acciones del Plan
Suturas de Gran Canaria para regenerar la GC-1. Anuncian también un plan
director (próximamente) para hacer lo propio con la GC-2. Se trata del Proyecto
Director de Regeneración Paisajística de la autopista y su entorno que
comenzará en marzo. Entre otras actuaciones del citado proyecto se incluye
también el soterramiento de cableados aéreos, por lo que entiendo que el
Cabildo no es ajeno al impacto negativo de dicha telaraña de cables. El nombre
del proyecto le viene que ni pintado “Plan Suturas”, porque son muchas las
heridas que suturar a esta maltratada tierra canaria. Esperemos pues que la
sensibilidad manifestada por la institución insular no se quede sólo en los
principales corredores viarios de la isla (lo que ve el turista), y forme parte
de todo un proyecto mucho más ambicioso que se haga extensiva a toda la isla. También
deseable para el resto de islas, aunque es Gran Canaria sin duda la que ha sido
especialmente maltratada en este sentido.
Entre tanto, imbricado en ese
proyecto insular de “ecoisla” del Cabildo de Gran Canaria, esperemos se implique
también a los ayuntamientos, hasta que despejemos definitivamente la telaraña
antiestética rústica y urbana que representan los diversos tendidos de todo
tipo. Considero humildemente que no podemos llenarnos la boca con un proyecto
de “ECOISLA” y todo lo que ello significa si no implicamos a todas las partes (Administración
Local y Empresa) en RECUPERAR LAS ISLAS para los canarios, no sólo turistas. No
solamente de plantar árboles vive la ecoisla, también de recuperar para la
vista los bellos paisajes que, las empresas suministradoras primero y las
administraciones, por acción o por omisión ha degenerado en una telaraña de
insensibilidad que deja en agua de borrajas cualquier normativa proteccionista
del territorio.
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