martes, 8 de septiembre de 2020

Es xenofobia, es racismo, pero es sobre todo aporofobia, por Paco Vega


 Claro que es racismo y xenofobia. Suena hasta ridículo, pero en el fondo está ese sentimiento de superioridad, de pensar que está gente viene a invadir por el simple hecho de que son pobres y de otro color de piel. Vienen en condiciones infrahumanas, jugándose la vida. Estas críticas no se vierten sobre los auténticos invasores de Canarias porque son blanquitos, con dinero y llegan en avión. Mezclar la ayuda humanitaria con el tema poblacional de Canarias es un error que sopla en favor de las majaderías de la extrema derecha. Seguir aliñando el caldo bobo de los mononeuronales insensibles es un error que ellos no van a desaprovechar y que podemos pagarlo muy caro.


Si no somos capaces de separar conceptos y entender que en realidad es de APOROFOBIA de lo que estamos hablando (odio al pobre) no avanzaremos. Esta gente se juega la vida ¿entiendes? “SE JUEGA LA VIDA”, como se la jugaron los nuestros en su momento. Algunos no lo consiguen, lo hemos visto recientemente en una patera localizada a varias millas con todos sus ocupantes muertos, probablemente de sed y hambre. Cambia el siglo, cambia el color de piel, pero la necesidad es la misma, salvar la vida o encontrar una vida mejor para ti y los tuyos. Qué fácil es juzgar y opinar (siempre sin información) sobre la vida de los demás, sobre la mala vida de LOS POBRES, que han tenido menos suerte que nosotros. Los ricos nunca tienen problemas, tiran de billetera y se van a otros paraísos cuando el suyo se tambalea, o sienten el aliento de la "justicia decente" en el cogote...

Repetir el mismo argumento un millón de veces no lo hace más certero ni lo carga de razones. A esta gente que huye de guerras y hambrunas es mejor solucionarle sus problemas en origen, claro que si. Seguro que ellos piensan lo mismo pero, ¿qué hacemos mientras se solventan esos problemas? ¿los abandonamos a su suerte? ¿los encañonamos con patrulleras -como dicen muchos mononeuronales- para que se vuelvan a sus países? Claro que hay que trabajar la inmigración en origen, pero eso no se va a conseguir de un día para otro, de hecho nadie está trabajando en ello, como tampoco se solucionó de un día para otro los problemas que originaron nuestra emigración masiva durante el pasado siglo y el XIX, y siguen sin solucionarse. No olvidemos que aún muchos de nuestros paisanos siguen emigrando en busca de mejores oportunidades, y no todos se van con un contrato debajo del brazo. Cuando nuestros paisanos emprendieron el camino de la emigración lo hicieron en similares condiciones a estos que ahora llegan en patera. Que nadie se engañe, no somos mejores. Estábamos igual de necesitados y desesperados.

Si nos paramos a pensar más de dos minutos sobre el problema comprenderemos que África no es un país, sino una amalgama de países, creados por occidente artificialmente en función de sus intereses económicos, políticos y coloniales, que unieron a enemigos irreconciliables y separaron a pueblos enteros. Muchos de los problemas de África están vinculados al colonialismo y la explotación que muchas veces denunciamos en Canarias. Es más, conviene levantar en ocasiones el pie del acelerador reivindicativo cuando observamos que, determinadas causas justas están siendo utilizadas torticéramente por el enemigo fascista para enturbiar el debate político y confundir a la desinformada población. ¡Cuidado! No es fácil manejar según que situaciones en estos casos y se aconseja prudencia, paso corto y vista larga...

Sobre "las mafias" solamente decir que es consustancial al ser humano que, en los lugares en los que se crea una necesidad haya alguien que intente hacer negocio de la precariedad ajena. Tampoco los veleros que trasladaban canarios a Cuba y Venezuela lo hacían gratis. También lo vivimos con el estraperlo, con el que muchos hicieron dinero. Las mal llamas "mafias de la inmigración" no tienen nada que ver con las mafias de la droga o las de armas, con mucho dinero y hombres de cuello blanco que mueven los hilos y los billetes en la sombra. La casuística de la inmigración es variada, en muchos casos suelen ser lugareños que favorecen esa masa desesperada que se agolpa en sus países y que ansía cruzar el charco para salvar la vida a cambio de unos billetes. Esas cifras que a veces se manejan en los medios de intoxicación y redes sociales, son utilizadas por la derecha fascista, racista y aporofóbica para señalar a la inmigración pobre que llega a nuestras costas y ocultar los problemas reales de la población. En ocasiones debemos elevarnos sobre el ruido ensordecedor de los medios intoxicadores y las redes sociales para aproximarnos a la verdad de las cosas.


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