Repetir el mismo argumento un millón de veces no lo hace más certero ni lo carga de razones. A esta gente que huye de guerras y hambrunas es mejor solucionarle sus problemas en origen, claro que si. Seguro que ellos piensan lo mismo pero, ¿qué hacemos mientras se solventan esos problemas? ¿los abandonamos a su suerte? ¿los encañonamos con patrulleras -como dicen muchos mononeuronales- para que se vuelvan a sus países? Claro que hay que trabajar la inmigración en origen, pero eso no se va a conseguir de un día para otro, de hecho nadie está trabajando en ello, como tampoco se solucionó de un día para otro los problemas que originaron nuestra emigración masiva durante el pasado siglo y el XIX, y siguen sin solucionarse. No olvidemos que aún muchos de nuestros paisanos siguen emigrando en busca de mejores oportunidades, y no todos se van con un contrato debajo del brazo. Cuando nuestros paisanos emprendieron el camino de la emigración lo hicieron en similares condiciones a estos que ahora llegan en patera. Que nadie se engañe, no somos mejores. Estábamos igual de necesitados y desesperados.
Si nos paramos a pensar más de dos minutos sobre el problema comprenderemos que África no es un país, sino una amalgama de países, creados por occidente artificialmente en función de sus intereses económicos, políticos y coloniales, que unieron a enemigos irreconciliables y separaron a pueblos enteros. Muchos de los problemas de África están vinculados al colonialismo y la explotación que muchas veces denunciamos en Canarias. Es más, conviene levantar en ocasiones el pie del acelerador reivindicativo cuando observamos que, determinadas causas justas están siendo utilizadas torticéramente por el enemigo fascista para enturbiar el debate político y confundir a la desinformada población. ¡Cuidado! No es fácil manejar según que situaciones en estos casos y se aconseja prudencia, paso corto y vista larga...
Sobre "las mafias" solamente decir que es consustancial al ser humano que, en los lugares en los que se crea una necesidad haya alguien que intente hacer negocio de la precariedad ajena. Tampoco los veleros que trasladaban canarios a Cuba y Venezuela lo hacían gratis. También lo vivimos con el estraperlo, con el que muchos hicieron dinero. Las mal llamas "mafias de la inmigración" no tienen nada que ver con las mafias de la droga o las de armas, con mucho dinero y hombres de cuello blanco que mueven los hilos y los billetes en la sombra. La casuística de la inmigración es variada, en muchos casos suelen ser lugareños que favorecen esa masa desesperada que se agolpa en sus países y que ansía cruzar el charco para salvar la vida a cambio de unos billetes. Esas cifras que a veces se manejan en los medios de intoxicación y redes sociales, son utilizadas por la derecha fascista, racista y aporofóbica para señalar a la inmigración pobre que llega a nuestras costas y ocultar los problemas reales de la población. En ocasiones debemos elevarnos sobre el ruido ensordecedor de los medios intoxicadores y las redes sociales para aproximarnos a la verdad de las cosas.
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